Royal Bank of Scotland reforzará su capital después de suspender en los test de estrés realizados por el Banco de Inglaterra a las principales entidades del país. Es el principal damnificado de estas pruebas, después de presentar algunas insuficiencias de capital ya que su ratio bajaría al 6,7%, que también se han registrado en otros bancos, como Barclays y Standard Chartered. En el caso de los dos últimos, ninguno está obligado a presentar un nuevo plan de capital, porque ya han comenzado a implementar medidas para reforzar su balance, según el Comité de Política Financiera.

El examen, que cubre al 80% del sector, también constata que HSBC, Lloyd's, Nationwide y Santander UK no presentan ninguna insuficiencia de capital. La filial británica del banco español reduciría su ratio al 9,9% desde el 11,6%, más de dos puntos superior al mínimo marcado por el Banco de Inglaterra.

Las pruebas de resistencia británicas contemplan un escenario de recesión global con una caída de precios del 31% en la vivienda y del 42% en inmuebles de oficinas, además de una bajada del precio del petróleo a 20 dólares por barril. En este escenario el sector bancario sufriría unas pérdidas de unos 44.000 millones de libras en dos años y se reduciría el capital medio de las siete entidades analizadas al 8,8% desde el 12,6%, sobre activos ponderados por riesgo.

Los test de estrés de este año son los terceros realizados por el BoE desde la crisis financiera y el segundo bandazo para el sistema bancario británico, tras el resultado del referéndum del mes de junio. El organismo asegura que el nivel general de capital en el sistema bancario de Reino Unido es satisfactorio, equivalente a un 13,5% de los activos ponderados por riesgo, algo no afectado por las necesidades de mejora de capital de RBS y Barclays.

Ahora, RBS, cuya mayoría tiene el propio gobierno británico desde su rescate en 2008, debe reforzar su capital en unos 2.000 millones de libras extra (un 1%), algo que podría lograr mediante la venta de activos, menores costos, venta de préstamos personales y comerciales.

Además, el resto de la banca podría verse obligada también a cambiar su modelo de negocio, para ser más sostenibles, ya que se enfrentan a un periodo prolongado de bajos tipos de interés e incertidumbre añadida sobre las futuras relaciones de Gran Bretaña con la Unión Europea.