El gobierno británico ha vendido un 7,7% de las acciones del Royal Bank of Scotland por 2.500 millones de libras (3.330 millones de dólares) lo que supone una pérdida de más de 2.000 millones de libras (2.600 millones de dólares) respecto a lo que invirtió en la entidad cuando fue rescatada en pleno auge de la crisis financiera de 2008.

Las ha colocado a un precio de 271 peniques por acción entre inversores institucionales. Un precio que es casi la mitad de los 502 peniques que pagó para rescatarlo en una operación que le costó a las arcas públicas unos 45.500 millones de libras.

"Esta venta representa un paso significativo para devolver a RBS a la propiedad privada y dejar atrás la crisis financiera", según el ministro de Finanzas de Gran Bretaña, Philip Hammond. Mientras, el partido laborista de la oposición británica ha criticado la venta de acciones.  Destaca que los contribuyentes salen perdiendo y considera que el Gobierno debería haber aguantado más.

El Gobierno pretende seguir vendiendo el resto de la su participación de un 62% en RBS durante los próximos años, muy probablemente de una manera similar a la realizada en las últimas horas y también podría ofrecer realizar alguna oferta pública de venta.

En 2008, el Gobierno británico, entonces liderado por el primer ministro laborista Gordon Brown, inyectó 45.500 millones de libras en la entidad (51.400 millones de euros, al cambio actual) para hacerse con el 79% de sus acciones y evitar su colapso.

En 2015, el ejecutivo conservador de David Cameron comenzó a vender parte de su participación en el banco, un proceso que continúa en marcha tres años después.

Las acciones de RBS han comenzado la sesión con recortes de un 3%.