Samsung vuelve a vivir una jornada complicada en la bolsa de Corea del Sur. Sus acciones han caído más de un 7% hasta mínimos de dos meses. El motivo es que este fin de semana la compañía ha instado a los usuarios de su Galaxy Note 7 a que entreguen sus dispositivos cuanto antes, como parte de una operación destinada a limitar los daños causados por sus teléfonos.

El mayor fabricante de smartphones del mundo confirmó la semana pasada que cambiaría todos sus Note 7 en diez mercados, incluyendo Corea del Sur y EE.UU, un revés costoso para una empresa que contaba con reforzar sus ingresos en un momento en el que competidores como Apple lanzan nuevos móviles. 

Para Samsung, esta revisión no tiene precedentes y supone un duro golpe a su reputación. Unos 2,5 millones de estos dispositivos que se han vendido en todo el mundo necesitan ser retirados del mercado, según la empresa. Algunos analistas dicen que la retirada podría costar a Samsung casi 5.000 millones de dólares. 

La empresa está ofreciendo canjear todos los Galaxy Note 7 afectados por un móvil con una batería segura.