Las elecciones, hasta en la sopa. O mejor dicho, hasta en el café, pero no en cualquiera, en el de Starbucks. Y es que aunque la compañía ha presentado unos resultados mejores de lo esperado, en los últimos meses ha tenido que luchar en un entorno muy competente con precios inusualmente bajos y mucha ansiedad por las inminentes elecciones presidenciales. Howard Schultz, CEO de Starbucks, ha hecho mención a ello:
No queremos utilizar el tiempo ni la incertidumbre sobre las elecciones como una excusa. Pero aun así todos estamos intentando navegar en aguas difíciles. Quiero decir que yo calificaría esto como un alto grado de incertidumbre que, evidentemente, afecta a nivel nacional, pero también a nivel mundial. Creo que todo el mundo espera que después de las elecciones todo vuelva a su estado natural por lo que respecta al comportamiento de los consumidores.

Las ventas de Starbucks han ido muy bien, especialmente en EEUU. Eso ha aliviado las preocupaciones que apuntaban a que la cadena de cafeterías había sucumbido a una crisis debido a la elevada competencia. Las ventas en tiendas comparables han crecido un 4% en EEUU y el gasto medio de sus tickets de compra ha aumentado un 6%.

Starbucks ha alcanzado unos ingresos totales de 5.710 millones de dólares, mejor que el mismo periodo del año anterior y mejor de lo esperado por los analistas. Su beneficio neto también ha subido hasta los 800 millones de dólares, mejor que los 650 millones del año pasado.

Pero no sólo EEUU sonríe a Starbucks, también lo hace China, pieza clave en su expansión internacional. Starbucks pretende doblar su negocio en el gigante asiático. Actualmente, tiene 2.400 tiendas en 114 ciudades chinas y emplea a más de 30.000 personas. Su objetivo: llegar a las 5.000 tiendas para 2021. Y ya tiene la mirada puesta en Shanghai, donde el próximo año abrirá su primer restaurante Roastery internacional.

Starbucks se bebe sorbo a sorbo cualquier frente abierto: desde las elecciones estadounidenses hasta China.