El pasado mes de febrero, Uber y Cabify apagaban sus motores y abandonaban Barcelona después de siete años en el caso de la startup española. Han pasado más de 30 días de aquel anuncio y entre medias se ha colado un Mobile World Congress que dejó esperas de 40 minutos a las puertas del famoso congreso de tecnología que se celebra en la capital catalana. "El cambio de modelo en Barcelona ha sido duro", explica Mariano Silveyra, regional Manager Europa de Cabify



Las dos compañías culpaban a la Generalitat de lanzar un decreto que les "expulsaba" al obligarles a la precontratación de sus servicios con 15 minutos de antelación. Ahora, la startup española vuelve, pero ¿ha cambiado la política? La respuesta es NO. La Generalitat de Cataluña ha confirmado a Capital Radio que están "expectantes y que la jornada de hoy ha transcurrido con normalidad".



Técnicamente, Cabify no vuelve a Barcelona, sino que llega Prestige and Limousine, una empresa de VTC que pasó a manos de Juan de Antonio, fundador de Cabify, al suscribir un préstamo de 39 millones para financiar la expansión del grupo Auro (antigua propietaria de Prestige and Limousine). Ahora Cabify en Barcelona es "una sociedad dedicada a (i) la prestación de servicios de transporte mediante arrendamiento de vehículos con conductor con medios propios (contando para ello con todas las autorizaciones necesarias -VTC-)", según se puede leer en los Términos y Condiciones exclusivamente para la ciudad condal

Sin embargo en el resto de ciudades, Cabify "facilita al Usuario un servicio de reservas de vehículos con conductor ("Servicio")", explica en sus Términos. "Cabify únicamente pone a disposición del Usuario una herramienta para reservar los servicios de transportes prestados por terceros transportistas", añade.

Aunque la gran pirueta llega al esquivar la precontratación de 15 minutos exigidos por la Generalitat de Cataluña. Descargada la aplicación y aceptados los términos y condiciones, el usuario acepta el contrato con Prestige and Limousine. "El presente contrato tiene una duración de un año, prorrogable tácitamente por períodos anuales". 

Así pues, el usuario contrata una vez el servicio y solo tendrá que esperar los 15 primeros minutos a su conductor la primera vez. No es necesario contratar cada viaje como ocurre en la actualidad en otras ciudades españolas.