Se calcula que a partir de los 65 años gastamos en sanidad la mitad de lo que gastamos en toda nuestra vida. Y algunas previsiones apuntan a que en el año 2050 habrá casi 2.000 millones de personas por encima de los 65 años, por lo que el sector de la sanidad tiene un gran peso en el largo plazo. De hecho, la edad de la población es una de las tres fuerzas estructurales que repercuten en este sector. Pero encontramos otras dos fuerzas muy relevantes, como el crecimiento de los mercados emergentes y la innovación.



En este contexto, resulta interesante dirigir la mirada a un fondo que invierta en sanidad. Un ejemplo es el Global Health Care Fund A-Euro de Fidelity, un fondo de renta variable global que se centra en compañías que diseñan, producen y distribuyen productos y servicios sanitarios.

Aunque tiene una estrategia global, la mayor parte de las compañías importantes de salud son estadounidenses, por lo que este fondo tiene un mayor peso en EEUU, en concreto del 60%. Aunque también invierte en otras compañías de Europa, Japón o mercados emergentes.

Su índice de referencia es el MSCI AC World Health Care y tiene una volatilidad parecida, de entre un 14% y un 15%. El objetivo del fondo Global Health Care de Fidelity es batir a ese benchmark a medio-largo plazo.

La rentabilidad anualizada del fondo en los últimos 3 años es del 15% en un sector defensivo, es decir, utilizamos productos y servicios de sanidad cuando los necesitamos, no se trata de un sector cíclico.

El aumento de la esperanza de vida, el auge de los mercados emergentes y la innovación tecnológica son los tres motores que hacen de la sanidad un sector interesante a largo plazo.