Como encontrar un billete escondido en un pantalón de verano cuando te lo pones por primera vez desde que lo guardaras en el armario allá por el mes de septiembre, los mercados emergentes se han encontrado con un regalo inesperado gracias a la política arancelaria que Donald Trump ha prometido imponer en Estados Unidos. Pese a que son tradicionalmente más arriesgados que los países ricos, se han convertido en un atractivo. Los inversores en mercados emergentes empiezan a buscar refugio en mercados de frontera que están a salvo de las amenazas del nuevo Presidente americano.
¿Qué son los mercados de frontera?
Dentro de los emergentes, los mercados de frontera son los más arriesgados. Se trata, habitualmente, de las economías en desarrollo más pequeñas de África, Europa del Este, Asia o América Latina.
Pese a que en otro contexto serían una apuesta poco segura, el mercado cree que este año pueden ser destinos sólidos porque no están en la línea de fuego de Trump por sus aranceles y cambios políticos.
Ante la incertidumbre, el inversor busca certezas. Por lo general, estas suelen ser los bonos del Tesoro estadounidense, el oro o los bonos del gobierno alemán.
Los mercados de frontera no parecen encajar en la descripción. Más si tenemos en cuenta el daño que hicieron la crisis del Covid 19 y la invasión rusa a Ucrania. Algunos de ellos cayeron en el default soberano. Es decir, dejaron de cumplir con los pagos de deuda. Desde hace unos meses la situación ha cambiado.
El regreso de los países del África subsahariana a los mercados de eurobonos, la estabilización en los niveles de deuda de los países de bajos ingresos y un potencial pico en las tasas de interés globales son sus motivos para el optimismo.