El gobierno federal de Estados Unidos ha entrado oficialmente en "shutdown" o desconexión financiera tras no alcanzarse un acuerdo bipartidista antes de la medianoche norteamericana (06:00 hora europea). Esta situación, que afecta a aproximadamente 750.000 empleados públicos según cálculos de la Oficina Presupuestaria del Congreso, significa que los funcionarios federales siguen trabajando sin saber si cobrarán sus nóminas a fin de mes.
José Manuel Amor (Afi) analiza el impacto económico de la desconexión federal estadounidense que afecta a 750.000 empleados públicos.
Un fenómeno recurrente pero con nuevas implicaciones
José Manuel Amor, socio director de Análisis Económico y de Mercados en AFI (Analistas Financieros Internacionales), explica que esta no es una situación inédita: "Desde los años 80, el gobierno federal se ha desconectado 15 veces por más o menos tiempo". Lo que implica fundamentalmente, señala, es "la imposibilidad de ejecutar desembolsos en programas discrecionales", aunque algunos programas obligatorios se mantienen activos, como la Seguridad Social, Medicare o el pago de intereses de los bonos.
Respecto al impacto económico, Amor contextualiza que "incluso en el episodio más intenso de shutdown, el de 2018-19, no llegó al 0,3% del PIB", aunque advierte que es "un mordisco" a la actividad económica. El riesgo aumenta cuanto más tiempo se mantenga la situación.
Un efecto inmediato es la interrupción en la publicación de datos económicos críticos, como las cifras de empleo previstas para este viernes. "El riesgo es que no se publiquen los datos del Bureau of Labor Statistics", señala Amor, aunque matiza que "los inversores y la Fed tienen otras formas de mirar" el mercado laboral, como los datos del sector privado o la información recopilada por las reservas federales regionales.
"Esto podría ser aprovechado por Trump para mandar definitivamente a casa a una serie de funcionarios"
Mercado laboral en la encrucijada con una "fecha crítica"
Sobre la situación actual de la economía estadounidense, Amor identifica "señales contrapuestas" en el mercado laboral. Por un lado, hay distorsiones importantes "por la salida de la población activa de un número importante de trabajadores", mientras que "la parte salarial aguanta bastante bien".
"Nosotros sí creemos que hay un frenazo, no vamos a una destrucción de empleo fuerte", explica, apuntando que los balances saneados de hogares y empresas, junto con las condiciones financieras "tremendamente laxas", hacen poco probable un deterioro prolongado. Sin embargo, concluye que "claramente la economía americana ha llegado a un punto en el que se agota esa creación de empleo tan masiva que hemos tenido en los últimos años".
Amor identifica el 15 de octubre, cuando deben comenzar a pagarse las nóminas militares, como "la primera fecha crítica" que podría catalizar un compromiso entre demócratas y republicanos para resolver la situación.
"Históricamente en los shutdowns ha habido una cierta flojera por corrección a la baja de tires del tesoro americano a diez años, las bolsas relativamente estables y el dólar lo ha tendido a debilitar"
