La experiencia en un puesto similar, los conocimientos técnicos en el mismo sector y el dominio fluido del inglés son los tres aspectos más recurrentes exigidos en las ofertas de empleo, debido a que muchas empresas no encuentran candidatos suficientes con dichas competencias. Pero no debemos olvidar el creciente protagonismo de habilidades transversales que se demandan y que también influyen a la hora de encontrar perfiles adecuados tales como la capacidad para resolver problemas, de organizar y gestionar proyectos, las competencias comunicativas e interpersonales y las llamadas soft skills. A menudo vinculamos el conocimiento con la creación de valor y el Catálogo Nacional de Cualificaciones Profesionales (CNCP) no recoge este último concepto y esto conlleva planteamos la siguiente pregunta: ¿Qué potencial existe para desarrollar entre los trabajadores las competencias que les faltan?

Las competencias vienen asociadas a la formación como principal herramienta para mejorar sus conocimientos, pero también interviene el hecho de incorporar una actitud positiva y una fuerte motivación bidireccional (empresarios-trabajadores) algo que se debe retroalimentar y responsabiliza a ambos. La motivación laboral incluye aspectos tanto cualitativos, como cuantitativos. Estos últimos van asociados a mejoras profesionales y salarios, pero los cualitativos tienen un componente vinculado al crecimiento personal y profesional. La motivación empresarial por su parte redunda en mayores logros al contar con una plantilla más cualificada, que aumenta los niveles de competitividad y valoración de la compañía.

Siempre es difícil discernir si la motivación debe ser un valor endógeno de los trabajadores (automotivación) o exógeno y exigible a los empresarios o empleadores. Por poner un ejemplo, en la función publica es el propio funcionario quien debe automotivarse adquiriendo nueva formación para optar a puestos de superior nivel, pero siempre bajo el requisito de superar una oposición o un concurso. La vieja aspiración de la carrera administrativa entre funcionarios, aún queda pendiente de resolver. En el sector privado es más viable desarrollar competencias, pero es imprescindible que el empresario sea el motor de la motivación donde intervengan tanto el reskilling como el upskilling.

La oferta formativa tanto publica como privada es cada vez mas amplia. No te quedes atrás.