Con la llegada de la pandemia, todos los sectores económicos del país se vieron inmersos en un proceso de digitalización donde el entrenamiento se convirtió en streaming, internet la única opción de ver fútbol en directo y los portales inmobiliarios en una de las pocas alternativas para encontrar casa.

La compra-venta el sector más beneficiado

Uno de los participantes en Fotocasa Pro Conference, Daniel Cuervo, director gerente de Asprima (Asociación Promotores Inmobiliarios de Madrid) comentó en varias entrevistas que gracias al proceso de compra-venta telemática, el pasado año y parte de este se consiguieron cerrar contratos que de manera habitual hubiera costado más o no se hubieran cerrado.

El sector reaccionó rápido ante la pandemia y en el caso de la compra de viviendas, trabajó para que en todo se garantizara la seguridad jurídica para todas las partes, se crearon visitas virtuales, realización de contratos online, etc. Cambios que, sin pandemia, tal vez hubieran tardado años en llegar.

Gracias a la digitalización, los procesos de entrega de las viviendas también se han reducido considerablemente, sobre todo en las viviendas compradas sobre planos.

El INE, arroja datos esperanzadores en relación a la compraventa de viviendas nuevas registrando un incremento anual del 44,4% entre enero y junio, por lo que se espera que el sector siga añadiendo novedades en el proceso de digitalización.

Hay que recordar que entre 2008 y 2013, en plena crisis mundial las ventas llegaron a caer hasta el 66%, que comparado al 14% que cayó en los dos primeros meses de pandemia, donde las inmobiliarias estaban cerradas, hacen que las cifras lleguen a ser más que alentadoras

Sin duda esas cifras llegan gracias a la rápida reacción del sector buscando cumplir con la demanda. Esto hará que, de cara al primer trimestre del 2022, los precios empiecen a repuntar, siendo el momento idóneo para inversionistas.

Para temor de muchos de volver a pasar por una burbuja inmobiliaria, los datos hablan por si solos, ya que, en la anterior crisis inmobiliaria, cuando todo explotó, la producción de viviendas rondaba las 900.000 al año y ahora estamos en cifras que no superan las 90.000. Al igual que los precios, estamos lejos de estar en máximos, sumando a esto, que los bancos ya no facilitan prestamos hipotecarios, de la manera que lo hacían antes de 2008.

Con ello, se ha reducido el exceso de oferta, el endeudamiento tanto de particulares como de empresas, y se ha alimentado un crecimiento progresivo del sector a medio y largo plazo.

Por último, aunque la vivienda de obra nueva sea una de las mas retisentes en el sector, falta por cubrir por parte del gobierno español, más no del sector una regularización para hacer más accesibles viviendas de alquiler, a la población que no cuentan con rango medio-alto de ingresos, los únicos que en ocasiones pueden acceder a la compra de una vivienda.

Actualmente, la gran demanda, y la poca oferta de viviendas alquiler, ahogada también por requisitos excesivos, precios desorbitados, hace casi imposible acceder a una vivienda digna, así como menciona la constitución española.