El punto fundamental de esta compra es el gas natural licuado. Shell es ya una de las principales productoras, pero para la compañía anglo-holandesa no es suficiente. Shell tiene como objetivo convertirse en la primera empresa productora de gas natural licuado, según su CEO Ben van Beurden. De hecho, la compra de BG es un paso más a la compra que la empresa anglo-holandesa hizo en 2013 cuando adquirió el gas natural licuado de Repsol. La suma de ambas empresas supondría un aumento del 25% de las reservas de gas y petróleo de Shell y a su vez un incremento del 20% en su producción anual.

Además hay un lugar estratégico en el mundo para la extracción de gas natural y de petróleo. Hablamos de las profundidades de las aguas brasileñas. Shell es toda una experta en la extracción de materia de las profundidades del agua. De hecho, supone el 10% de su producción total. La tecnología de su maquinaria para este tipo de extracción es de las mejores en la industria. La experiencia y capacidad de Shell en este sector sumado a la extensión con la que cuenta BG y su posibilidad de crecimiento en las profundidades de las aguas brasileñas en la Bahía de Santos hará que Shell se convierta en una de las empresas con mayores reservas en Brasil.

Otro punto importante de la operación es el flujo de caja. La unión de ambas empresas podría implicar que tanto la producción de gas y la extracción de las aguas profundas generen un flujo de caja de entre 15.000 y 20.000 millones de dólares anuales por cada una de ellas.