La Tierra nos oye y a pesar de cumplir años, su oído se agudiza. El 22 de abril celebramos el Día Internacional de la Tierra, un cumpleaños que se viene celebrando desde 1970 y que se inició como movimiento ambientalista. Ciudades como San Francisco, San Juan, Bruselas, Moscú o Marrakech, se ‘visten de verde’, ¿la tuya también lo hace?

Dan igual las dimensiones geográficas, de lo que se trata es de concienciar a la población de los problemas comunes que nos afectan en torno a la contaminación, la conservación de la biodiversidad y otras preocupaciones ambientales para proteger la Tierra.

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La ONU lo reconoce, el mundo responde con lentitud a las emergencias generadas por el calentamiento de la Tierra y los daños que nuestra imprudencia está causando a nuestro planeta.

Es cierto que más que celebrar, de lo que se trata es de realizar una llamada de atención a instituciones, convirtiéndose en una  toma de conciencia responsable para mejorar a través de pequeños actos que en cierta manera nos invitan a preocuparnos más por la contaminación, los animales, las plantas y el medioambiente. Llega entonces el momento de reflexión y examen… ¿Lo estamos haciendo bien?

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¿Usamos bombillas de bajo consumo?

¿Apostamos por las energías renovables?

¿Aportamos vida a la naturaleza plantando al menos un árbol?

¿Reciclamos y conocemos qué es biodegradable y qué no?

¿Somos conscientes de la huella que dejamos en el medioambiente cuando viajamos?

¿Sabíais que los aviones queman una enorme cantidad de combustible? La opción ante eso dicen que coger vuelos directos. Hay maneras de compensar esa huella a través de páginas que calculan el costo ambiental que dirigen sus donativos a la reforestación y energías renovables.

Debemos respetar las zonas arqueológicas y áreas de reserva natural cuando visitemos un nuevo territorio. Recordad que también hay agencias de viajes que organizan travesías ‘ecosostenibles’.

Pero yendo a la practicidad, evitad imprimir billetes de avión si no es necesario o rellenar vuestras botellas de agua. Ya sabéis que cada pequeña acción cuenta. Tras los pasos de una estrella fugaz somos pequeños asteroides que a la velocidad de la luz dejamos huella y erosionamos. Las grandes decisiones marcan nuestros pasos y no solo pertenecen a organizaciones o legisladores.