*Artículo escrito por Alfonso García Martín, coordinador del Máster en Transformación Digital en la Empresa de UNIR. Ingeniero de Telecomunicaciones con amplia experiencia en transformación digital, gestión de proyectos e innovación. Ejerce el liderazgo de proyectos estratégicos en el ámbito empresarial y desarrolla labor docente en programas de MBA y másteres universitarios, combinando la práctica profesional con una sólida vocación académica. Impulsa la formación en digitalización y su aplicación en la dirección empresarial.

La sociedad actual vive una transformación sin precedentes. La digitalización, entendida como una adopción masiva de tecnologías digitales, está perfilando un nuevo mapa empresarial y económico global. Cuando hablamos de herramientas digitales, ya no podemos basarnos en reutilizar y adaptar los modelos tradicionales, sino que debemos afrontar una auténtica reconversión del tejido productivo: han surgido nuevos actores, nuevas formas de crear valor y, en general, hay unas nuevas reglas de juego. El resultado es un ecosistema empresarial más interconectado, dinámico y centrado en el cliente final.
Del producto al servicio: el auge de las plataformas
Uno de los principales impactos que podemos considerar que han sido provocados por esta economía digital es el paso de modelos centrados en el producto a otros modelos basados en el servicio. Plataformas que ofrecen software a modo de servicio, como Amazon, Spotify o Airbnb han demostrado que, en esta era digital, no es estrictamente necesario disponer de activos físicos para generar valor. En esta nueva etapa, lo verdaderamente importante es conectar oferta y demanda de una forma rápida y eficiente.
Estas condiciones han favorecido la aparición de nuevos modelos de negocio como el marketplace, la economía colaborativa o el software as a service (SaaS), donde las empresas tecnológicas prestan un servicio continuado obteniendo ingresos recurrentes. En este nuevo escenario, los datos son el eje sobre el que se apoya la balanza, otorgando una auténtica ventaja competitiva al permitir conocer mejor al usuario final y anticipar sus necesidades.
Hiperconectividad y automatización: hacia una economía en tiempo real
La digitalización no sólo ha favorecido la aparición de nuevos modelos de negocio, también ha permitido una hiperconectividad sin precedentes. El tejido socio económico actual ha evolucionado y ahora empresas, clientes, proveedores y dispositivos interactúan de forma conjunta. Estas nuevas interacciones generan un flujo continuo de información que exigen algoritmos complejos capaces de procesar y extraer valor que se traduzca en ventas y una mejora de la competitividad.
Este complejo escenario ha acelerado los ciclos de innovación, reduciendo drásticamente los tiempos de desarrollo de productos y mejorando una economía adaptativa.
Por otro lado, es necesario mencionar otras tecnologías pioneras y de gran impacto, como el blockchain, los entornos cloud o el internet de las cosas (IoT). Todas estas tecnologías están redefiniendo sectores enteros, desde la banca y los seguros hasta la logística o la industria.
Un cambio de paradigma en la creación de valor
En este nuevo escenario, el tamaño o el acceso a los recursos están dejando de ser las principales ventajas competitivas, y pierden relevancia frente a la capacidad de adaptación y colaboración que requieren las herramientas digitales. Actualmente las empresas más exitosas son las que tienen una mayor capacidad de adaptación, con modelos escalables y estructuras líquidas o proyectuales, que les permitan crear nuevos equipos de trabajo que implementen estas tecnologías.