El crecimiento económico global ha llegado a su punto máximo ante el aumento de las fricciones comerciales y las turbulencias de los mercados emergentes. Es el argumento de la OCDE para rebajar las previsiones de crecimiento al 3,7% este año y el próximo, frente a las estimaciones anteriores del 3,8% y 3,9% respectivamente.

Aunque a pesar de la rebaja el mundo crecerá una décima más respecto al año anterior, la alerta del club de los países ricos no pasa inadvertida. Con las economías avanzadas en busca de la deseada inflación, Estados Unidos subiendo tipos de interés y con el décimo aniversario de la caída de Lehman Brothers reciente, cada vez más voces alertan del fin de ciclo, de la anunciada desaceleración.

"Al conmemorar el décimo aniversario de la crisis financiera, no se puede negar que se han aprendido algunas lecciones: los bancos están ahora mejor capitalizados y la regulación financiera se ha intensificado gracias en gran medida a la coordinación internacional. Pero en otros ámbitos, los riesgos financieros han vuelto a acumularse. La deuda ha alcanzado niveles sin precedentes, en particular en el sector público y en la deuda de las empresas", asegura la OCDE. "La banca en la sombra, menos regulada, se ha expandido rápidamente. En algunos países, los precios de las acciones y los mercados inmobiliarios son también motivo de preocupación", alerta.
"La confianza se ha debilitado, el comercio y el crecimiento de la inversión han resultado más lentos de lo anticipado y el crecimiento salarial se ha mantenido modesto en la mayoría de los países a pesar de que el desempleo de la OCDE ha caído por debajo de las tasas previas a la crisis"

La OCDE advierte que el comercio, motor del crecimiento global en los últimos años, va a crecer este año un 3% desde el 5% de 2017, dadas las tensiones comerciales entre Estados Unidos y sus mayores socios comerciales, que pesan sobre la confianza y la inversión.

Sin embargo, el organismo deja sin cambios su pronóstico de crecimiento para Estados Unidos, en el 2,9%, aunque rebaja una décima, al 2,7%, el PIB de 2019. Afirma que los aranceles provocarán una subida de los precios de tres o cuatro décimas en el país.

En el caso de China, la economía asiática se ha visto beneficiada por la debilidad de la moneda y aunque no forma parte de la OCDE, el organismo deja su previsión de crecimiento para este año sin cambios en el 6,7%.

Fuente: OCDE Fuente: OCDE

La peor parte de las previsiones se la llevan las economías de Argentina, Brasil y Turquía, afectadas por el incremento de los tipos de interés y el dólar en Estados Unidos. Prevé que la economía del país latinoamericano caiga un 1,9% este año, mientras que la turca crecerá un 3,2% en 2018 pero solo un 0,5% en 2019.

Además, la menor demanda externa pasa factura a la economía de la zona euro. La OCDE le rebaja la previsión de crecimiento en 2018 del 2,2% al 2%, y del 2,1% al 1,9% para 2019. "En Europa, los riesgos políticos podrían perjudicar el crecimiento y la cohesión social. El brexit es una fuente obvia de incertidumbre. Es vital que se alcance un acuerdo que mantenga la relación más estrecha posible entre el Reino Unido y la Unión Europea", explica el informe. También alerta sobre Italia, donde las finanzas públicas "deben respetar las normas de la Unión Europea, garantizar la sostenibilidad de la deuda, y al mismo tiempo, privilegiar inversiones productivas necesarias para aumentar el crecimiento".

En cuanto a España, pronostica un crecimiento del 2,8% este año y del 2,4% en 2019. Las condiciones financieras favorables y la fuerte creación de empleo continuarán respaldando la demanda privada, mientras las ventas al exterior continúan aportando al PIB. La OCDE advierte que "la implementación de la reforma de pensiones será clave para garantizar la sostenibilidad fiscal a largo plazo" y se necesitan políticas de mercado de trabajo más efectivas y una nueva capacitación para "reducir aún más el desempleo y las desigualdades, y hacer que el crecimiento sea más inclusivo".