A partir de ayer, 2 de febrero de 2025, está en vigor una nueva regulación que marcará un antes y un después en el uso de la inteligencia artificial (IA) en la Unión Europea. Este reglamento, conocido como el Reglamento de IA o AIAct, establece una serie de normas y restricciones que buscan regular las prácticas relacionadas con la IA, protegiendo a los ciudadanos y garantizando un uso ético y responsable de esta tecnología. Al ser un reglamento, esto implica que es de obligado cumplimiento y de entrada en vigor de todos los Estados Miembros simultáneamente.
El Reglamento de IA se centra en varios aspectos clave para asegurar que la IA se utilice de manera que no perjudique a las personas, especialmente a los grupos vulnerables. En sus capítulos I y II, que son los que entran en vigor a partir de ayer, se detallan tanto las prácticas prohibidas como las obligaciones de formación y alfabetización en materia de IA.
La Agencia Española de Supervisión de IA será la encargada de velar por su cumplimiento
Entre las prácticas prohibidas se encuentran aquellas que buscan manipular el comportamiento humano de manera subliminal o explotando vulnerabilidades como la edad o la discapacidad, así como el uso de sistemas de puntuación social basados en IA por parte de gobiernos o entidades privadas. Además, se prohíbe el uso indiscriminado de tecnologías de reconocimiento facial y biometría en espacios públicos, salvo en circunstancias muy específicas y bajo estrictas garantías judiciales.
Según datos de Eurofound, uno de cada tres personas trabajadoras en España está sometida al dictamen del algoritmo, cuando no al sesgo de los mismos, lo cual supone un peligro si no se controla adecuadamente. Un 10% de las empresas españolas ya emplea soluciones de IA (40% en las grandes), siendo su aplicación más recurrente la “automatización de flujos de trabajo o ayuda en la toma de decisiones”.

La AI Act aplicada al mundo del trabajo implica un riesgo evidente sino se tiene en consideración su potencial impacto en los derechos fundamentales de las personas trabajadoras. De esta forma, el empleo de la IA para la selección de personal, los despidos, la promoción interna profesionales o para la vigilancia y monitorización del comportamiento, son usos que deberán someterse a estrictas condiciones de funcionamiento bajo lo recogido en el Reglamento.
Las organizaciones deberán asegurarse de cumplir con estas normativas, implementando sistemas de cumplimiento adecuados y formando a sus empleados sobre los riesgos y oportunidades que presenta la IA. La Agencia Española de Supervisión de IA (AESIA) será la encargada de velar por el cumplimiento de estas normas en España y podrá imponer sanciones severas a quienes las infrinjan.
Este Reglamento supone un importante instrumento garantista de los derechos de las personas y de su correcto uso nos beneficiaremos todos, pero ¿fuera de la UE que va a pasar.....?