En los últimos años, las formas de pago han cambiado radicalmente, y aunque el dinero en efectivo continúa siendo el método de pago más utilizado, las tarjetas, los smartphones y las plataformas de pago están ganando terreno a pasos agigantados. Y es que, ¿quién no ha usado Bizum alguna vez para resolver sus deudas con amigos?

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A pie de calle | Bizum bajo la lupa de Hacienda

A partir de 2026 la Agencia Tributaria introducirá cambios en los pagos digitales. Bajamos a la calle para preguntarles a ustedes ¿qué opina sobre la nueva medida que aplicará Hacienda?

Bizum, bajo la lupa de Hacienda

Desde su aterrizaje en nuestro país allá por 2016, Bizum ha pasado de ser una novedad poco conocida a un fenómeno masivo. Nueve años después, la plataforma de pagos ha superado los 30 millones de usuarios, lo que equivale al 60% de la población española, con una clara preferencia por los jóvenes de entre 18 y 35 años.

Pero este uso generalizado no ha pasado desapercibido para Hacienda, que vigilará mucho más de cerca los cobros de empresarios y autónomos para evitar el fraude fiscal. Desde el 1 de enero de 2026, se elimina el límite de 3.000 euros que obligaba a los bancos a informar al fisco de los pagos con tarjeta. Ahora, deberán comunicar todos los cobros sin importar la cantidad y además lo harán cada mes en lugar de una vez al año.

El objetivo es claro: que la Agencia Tributaria pueda contrastar mejor si las declaraciones coinciden con las ventas reales. Junto a esto, Hacienda ya ha empezado a enviar cartas informando de que también recibirá más datos financieros. Nuevas cuentas, saldos y cobros por Bizum asociados a actividades profesionales.

Para los ciudadanos de a pie también habrá cambios. Los bancos tendrán que enviar mensualmente información sobre todas las cuentas que abran particulares y empresas, aunque los saldos seguirán reportándose una vez al año. Y sobre los movimientos con tarjeta de los particulares, Hacienda recibirá datos anuales siempre que superen los 25.000 euros. En resumen, más control, más datos y más periodicidad para combatir el fraude y reforzar la recaudación.

¿Favorecen estas medidas el pago en efectivo?

Estas nuevas medidas sobre los pagos por medios digitales hace que nos preguntemos sobre las tendencias entre los españoles a la hora de pagar: ¿somos más de hacerlo con tarjeta o usamos más el efectivo?

Según una encuesta del Banco de España, el 57% de las transacciones en establecimientos físicos se realizaban en efectivo el año pasado. Sin embargo, al igual que en el resto de Europa, su uso sigue una tendencia a la baja, sobre todo a raíz de la pandemia.

Por el contrario, en el mismo período, los pagos con tarjeta aumentaron desde el 28% hasta el 32%, y los pagos con dispositivos móviles casi se duplicaron, pasando del 4% al 7%, una tendencia que refleja una transformación en los hábitos de pago, impulsada por la digitalización y la adopción de nuevas tecnologías, según el supervisor español.

Muchos cada vez pagan más con tarjeta, el móvil o bizum, pero el efectivo se resiste a desaparecer. Los españoles creen que sigue siendo necesario, más aún después del apagón del pasado 28 de abril. Desde entonces, cada vez más gente tiene dinero en casa, sobre todo los jóvenes, un 47% en concreto, según la consultora GAD3.

Aun así, el creciente uso de las tarjetas de crédito genera inseguridades entre algunos usuarios. La encuesta de GAD3 señala que la desconfianza hacia la pérdida de privacidad debido al uso de métodos de pagos digitales se mantiene elevada. El 82% teme filtraciones personales al pagar digitalmente, el 77% está preocupado de que se conozca su saldo, el 72% su localización y el 62% sus hábitos de compra.

Eso sí, las motivaciones para usar el efectivo como forma de pago están claras. El Banco de España señala que las principales ventajas que los consumidores asocian con el uso del efectivo son el anonimato y la privacidad.

En resumen, la llegada de estos controles más exhaustivos marca un giro hacia la digitalización total de la fiscalidad en España, donde Bizum y las tarjetas dejan de ser invisibles para convertirse en aliados clave de la Agencia Tributaria. Los autónomos y empresas deberán alinear sus declaraciones con la realidad de sus cobros electrónicos, mientras que los particulares notarán un mayor escrutinio en operaciones habituales.