Tener claro cuál es nuestro perfil de inversor es fundamental a la hora de comenzar a invertir. Así lo afirma Josu Sáenz de Buruaga, gestor de desarrollo de negocio de Gescooperativo, la sociedad gestora del Grupo Caja Rural, quien considera que aunque no es lo más importante, sí supone "un buen punto de partida" para cualquier estrategia de inversión.
Escucha la entrevista completa en el siguiente podcast:
Profundizamos en este concepto, en nuestra sección de educación financiera, con Josu Sáenz de Buruaga, gestor de desarrollo de negocio de Gescooperativo.
¿Qué es el perfil de riesgo real?
El perfil de riesgo es la combinación entre el riesgo que estamos dispuestos a asumir y nuestras circunstancias específicas. Sáenz de Buruaga lo compara con una visita al nutricionista: "Primero le van a medir, le van a pesar sus métricas para que el plan que le pueda dar esté hecho a su medida".
Este perfil se determina por factores tanto cuantitativos como cualitativos. Los primeros incluyen ingresos, patrimonio y obligaciones financieras, mientras que los segundos se refieren a aspectos más difíciles de medir, como la tolerancia al riesgo y la reacción ante las fluctuaciones del mercado.
Los riesgos de un mal perfilado
No determinar correctamente nuestro perfil de inversor puede llevarnos a tomar decisiones inadecuadas. "Todos los riesgos vienen relacionados con tomar decisiones que no son adecuadas para uno", explica el experto.
Esto puede ocurrir porque los activos contratados sean demasiado volátiles, porque seamos excesivamente conservadores y no podamos batir la inflación, o porque los productos elegidos no nos permitan alcanzar nuestros objetivos.
Uno de los principales peligros es acabar tomando "reacciones impulsivas porque no estás en tu perfil y no estás preparado para asumirlo", advierte Sáenz de Buruaga.
El reto de perfilar a inversores jóvenes
Para las entidades financieras, supone un especial desafío determinar el perfil de los inversores más jóvenes, expuestos a la influencia de las redes sociales.
"Están inundados de información, muchas veces información no contrastada, información que si no pones filtro puede estar por un gurú financiero que te quiera vender su proyecto en concreto", señala.
A esto se suma que han crecido viendo fenómenos como las criptomonedas con rentabilidades extraordinarias, lo que les hace considerar insuficientes rendimientos del 8%, 10% o 15% anual, llevándoles a asumir riesgos por encima de sus capacidades.
Categorías de perfiles de inversión
El experto explica que, a grandes rasgos, existen tres grandes perfiles de inversión:
- Perfil conservador: Con una exposición máxima del 20% a renta variable, busca poca volatilidad y preservar capital.
- Perfil moderado: Con hasta un 40% en renta variable, busca preservar capital con algo más de rentabilidad.
- Perfil agresivo: Con más del 75% en renta variable, prioriza la búsqueda de rentabilidades altas.
Aunque Gescooperativo añade un cuarto perfil "decidido" (entre el 40% y 60% de exposición a renta variable), cada entidad puede establecer diferentes categorías según sus necesidades y las de sus clientes.
La influencia del mercado en el perfil
Es común que los inversores quieran modificar su perfil en función de si el mercado está alcista o bajista.
"En periodos alcistas la gente empieza a mostrar un poquito más de interés por el riesgo, porque quiere subirse a esa ola. Pero es más común cuando hay periodos bajistas, que es cuando la gente se vuelve más conservadora", explica Sáenz de Buruaga.
Sin embargo, recomienda ceñirse al plan inicial y no desviarse, aunque aconseja revisar el perfil inversor al menos una vez al año o cuando se produzcan cambios relevantes en las circunstancias personales.
Consejos para inversores principiantes
"Nosotros desde GES Cooperativo lo que queremos es que el inversor sea sincero consigo mismo. Eso es lo que le va a llevar a una buena ruta", recomienda el experto.
Entre sus consejos destacan no dejarse llevar por modas, tener cuidado con la información de redes sociales, diversificar inversiones y buscar ayuda profesional.
La normativa MiFID obliga a las entidades financieras a realizar una evaluación de idoneidad del cliente mediante tests que determinan si es apto para determinados productos y ayudan a perfilarlo adecuadamente, garantizando así una mayor protección para el inversor y una base más sólida para sus decisiones financieras.