El principio europeo de "quien contamina paga" se materializa en España a través del Sistema Colectivo de Responsabilidad Ampliada del Productor (SCRAP), un mecanismo que busca que las empresas asuman la gestión de los residuos generados por sus productos. Laura Sanz de Siria, coordinadora general de Implica, organización dedicada a la gestión de envases comerciales e industriales, explica las claves de este sistema y los desafíos de su implementación.

Escucha la entrevista en el siguiente podcast:

SOSTENIBILIDAD | ¿Qué entendemos por SCRAP?

Implica es el nuevo proyecto de SCRAP para envases comerciales e industriales que ayuda a las empresas a cumplir la ley en materia de la UE. Laura Sanz de Siria, coordinadora general de Implica, nos lo explica en este espacio de Sostenibilidad.

Del contenedor amarillo a los envases industriales

"Desde hace muchos años en la Unión Europea les gusta responsabilizar de la gestión del residuo a quien pone el producto en el mercado. Y esto no es algo exclusivo de los envases, sino que ya llevamos mucho tiempo con los aparatos eléctricos y electrónicos, con el aceite de automoción y, de hecho, que sepan todos ustedes que en un futuro vendrá con los colchones, con los enseres", explica Sanz de Siria.

La novedad del reciente Real Decreto es la ampliación de esta responsabilidad a los envases comerciales e industriales. Si bien desde 1997 existía esta obligación para envases domésticos (origen de los contenedores amarillos), ahora se incluyen "los grandes contenedores, los bidones de 200, los palés, las cunas, las camas que son envases eminentemente comerciales industriales".

Estado actual de implementación

Promulgada a finales de 2022, la normativa establece que desde enero de 2025 entran en vigor la mayoría de las obligaciones. Las empresas envasadoras, denominadas "productoras de producto", deben registrarse, adherirse a un SCRAP como Implica, comunicarlo al Ministerio y declarar qué cantidad de envases pondrán en el mercado.

Actualmente, unas 50.000 empresas se han dado de alta en el registro, pero se estima que el total debería alcanzar las 150.000. "Es un éxito porque hemos conseguido que 50.000 empresas se informen y se conciencien", señala la coordinadora, aunque reconoce que queda camino por recorrer.

Función de Implica como SCRAP

Implica, que ya cuenta con cerca de 1.500 empresas adheridas, trabaja principalmente con sectores como fabricantes de pinturas y tintas, detergentes y productos químicos, construcción, acero y fabricantes de vidrio. Su función es doble: mantener los sistemas de gestión que ya funcionan y mejorar aquellos que son deficientes.

"Vamos a mantener la gestión actual existente, es decir que si el que produce el residuo de envase ya tiene un gestor autorizado, va a poder seguir gestionándolo y si nos justifica esa retirada nosotros vamos a costear, porque lo que dice la RAP es que hay que organizar y costear la gestión del residuo", aclara Sanz de Siria.

En sectores donde la recogida es insuficiente, como la construcción, implementan puntos de acopio para facilitar la gestión. "Se está haciendo una labor muy grande con una alianza de construcción para poder separar en origen ese saco de escombro y que luego ese saco, que es una gran fibra de cartón muy buena, se pueda reciclar y poder obtener un nuevo saco", ejemplifica.

Desafíos para las empresas

Las principales dificultades para las empresas están en aspectos concretos de la normativa. Si bien registrarse, adherirse a un SCRAP y notificar los envases resulta relativamente sencillo, hay aspectos más complejos: "Han impuesto que en las facturas de los productos que nos venden tienen que indicar cuál ha sido la aportación al SCRAP por el envase y esto está siendo muy muy complejo para las empresas".

Otro reto importante es la reutilización. El Real Decreto establece sistemas de depósito, devolución y retorno que aún no están completamente definidos: "La gobernanza, la forma de trabajar de estos sistemas de devolución y retorno aún no está por definir".

La normativa afecta a todos los productos comercializados en España, tanto fabricados como importados. Implica trabaja para minimizar el impacto en las empresas: "Nunca querríamos que todo esto supusiera un sobrecoste en los productos o una sobreinformación en las empresas".

Con el futuro Reglamento europeo se espera una armonización entre países, eliminando diferencias que podrían perjudicar la competitividad de las empresas españolas. Mientras tanto, Implica continúa su labor para facilitar la adaptación de las empresas a esta nueva realidad normativa que busca mejorar la gestión de residuos y avanzar hacia una economía más circular.