En una semana decisiva para miles de estudiantes que se enfrentan a la exigente PAU 2025, muchos sueñan con acceder a la universidad pública española. Pero, ante la falta de financiación y la proliferación del sector privado, la gran incógnita es: ¿qué futuro le espera a esta institución clave en el sistema educativo?
Escucha el A pie de calle de Mercado Abierto con Jorge de Miguel e Ismael Fariñas:
Mientras las universidades privadas ganan terreno, las instituciones públicas madrileñas alertan sobre la escasez de fondos y el riesgo para su futuro.
"¡Bolígrafos sobre la mesa y manos arriba!" Esta frase, tan temida como simbólica, ha puesto los nervios a flor de piel a miles de estudiantes que esta semana se enfrentaban a las pruebas de acceso a la universidad, una selectividad que llega con fama de ser la más exigente de los últimos años.
Con pequeñas variaciones según la comunidad autónoma, estos exámenes suponen un momento decisivo para el futuro académico de quienes los afrontan. Las decisiones que tomen y las notas que obtengan marcarán sin duda los próximos cuatro años de su vida.
Conseguir plaza en algunas titulaciones es casi misión imposible, ya que, aunque nueve de cada diez estudiantes logran aprobar la PAU, las notas de corte se han disparado más que nunca. En 2015, solo cuatro titulaciones exigían una nota de acceso superior a 13 sobre 14. Diez años después, esa cifra ha aumentado a 74.
Entre las causas destaca el impacto de la pandemia, que habría llevado a exámenes con una mayor optatividad, lo que facilita obtener calificaciones más altas. Desde entonces, esta flexibilidad se ha mantenido hasta este año, cuando se ha retomado el modelo tradicional previo al COVID-19.
Otro factor clave es la creciente competencia que hay, ya que cada vez más estudiantes desean acceder a la universidad y lo hacen con calificaciones muy elevadas, mientras que la oferta de plazas públicas sigue siendo limitada.
¿Universidad pública o privada? El eterno debate académico
Este escenario ha reavivado el eterno debate entre la universidad pública y la privada. La ola de privatización en la educación superior parece imparable: en los últimos 25 años, el número de universidades privadas en España se ha triplicado, hasta casi igualar al de las públicas.
Este auge de la universidad privada parece haber ralentizado el avance de la pública, que ya en noviembre del año pasado los Consejos de Gobierno de las seis universidades públicas madrileñas mostraban su profunda preocupación ante la falta de financiación de sus centros.
Durante el curso 2021-2022, la Comunidad de Madrid era la región que menos transferencias corrientes y de capital destinaba a sus universidades públicas presenciales, con algo más de 4.700 euros por alumno, según un informe de la Fundación CYD. Esta cifra la sitúa muy por debajo de la media nacional, que supera ligeramente los 6.000 euros por estudiante.
En una sociedad donde hay cabida para la libre elección en educación, ya sea privada o pública, a nadie escapa la importancia de mantener una institución como la universidad pública, que no sólo es clave para la democratización del conocimiento, sino una herramienta fundamental para la reducción de desigualdades sociales.