La economía estadounidense se enfrenta a nuevos problemas. A menos que el Congreso y la Casa Blanca lleguen a un acuerdo antes de la medianoche del 30 de septiembre, fecha del cierre del año fiscal, se va a producir lo que se conoce como Cierre del Gobierno de los Estados Unidos.

El Foco | De salarios a datos macro... Las consecuencias del "shutdown"

Hoy ponemos el foco en las consecuencias económicas del cierre de Estados Unidos.

Y es que Donald Trump se encuentra en un tenso enfrentamiento con los demócratas en el Congreso para lograr un acuerdo que amplíe el gasto público hasta finales de noviembre. Y, por ahora, no hay ningún avance en las negociaciones.

Para apoyar la extensión, los demócratas han exigido que se prorroguen los subsidios de la ley para el cuidado asequible de la salud (Obamacare) que expiran a final de año. También la reversión de los recortes al programa Medicaid que resultaron de la ley de recortes prespuestarios y fiscales aprobada el pasado mes de julio.

Trump se ha enrocado en su postura y dice que, si se llega a un cierre, es por culpa de los demócratas.

Si se llega a esa situación, cada semana de cierre de las operaciones federales puede suponer una reducción de una décima de punto porcentual el PIB del país en el trimestre.

También se produce el cierre de parques nacionales y museos, la suspensión de algunas inspecciones federales de seguridad alimentaria y la interrupción de los servicios a las pequeñas empresas, lo que les impide obtener préstamos o permisos gubernamentales.

Sin salarios y sin datos macro

Para millones de trabajadores federales, un cierre conlleva dificultades directas, sobre todo si se prolonga. Estos empleados, incluido el personal militar, no reciben su salario mientras, aunque algunos sí están obligados a presentarse a trabajar mientras tanto. La ley garantiza que van a recibir el pago retroactivo, una vez que el Congreso logre un acuerdo.

La mayoría de los cierres gubernamentales se resuelven en cuestión de días, lo que evita que la economía sufra perturbaciones significativas. Sin embargo, la disputa actual podría desencadenar una interrupción más prolongada, dado que Trump se ha negado incluso a reunirse con los líderes demócratas.

Otro problema es la congelación de los datos económicos. Una interrupción prolongada dejaría a la Reserva Federal dependiendo de encuestas privadas justo semanas antes de su reunión de finales de octubre, lo que añade incertidumbre a las próximas decisiones de política monetaria. Por ejemplo, el informe de nóminas de este viernes se podría retrasar.

Durante el primer mandato de Trump, parte del gobierno federal cerraba durante cinco semanas, hasta enero de 2019, el cierre más largo de la historia. Se traducía en una reducción de 0,1 puntos porcentuales del PIB en el último trimestre de 2018 y otros 0,3 puntos porcentuales en el primer trimestre del año siguiente, según un análisis de Wells Fargo.

Ryan Sweet, economista jefe para Estados Unidos en Oxford Economics, ha alertado de que una caída drástica y prolongada del gasto federal también tendía a tener un efecto dominó, que eventualmente reducía “el gasto del consumidor, los contratistas privados y otras actividades comerciales”.