Legalmente, en principio, hay un propósito de simplificación. A la par que las rebajas, el documento que conocimos ayer pone énfasis en la sencillez desde el punto de vista de los ciudadanos y de la unificación desde el punto de vista de técnica legislativa de la norma.

Hay que recordar que estamos hablamos del tramo federal de determinados impuestos.

En la calle parece que hay dos protagonistas: De un lado los esforzados trabajadores que quiere que dispongan de más efectivo en sus bolsillos, y las aliviadas familias de clase media y de otro esas empresas americanas que se ha propuesto que tengan que regresar a casa.

En el caso de las empresas off shore, de momento le llama el modelo americano y no off shore y frente a la exención de los beneficios obtenidos en el extranjero propone la exención del 100% de los dividendos de las subsidiarias extranjeras en los casos donde la compañía americana posea al menos el 10 % de sus acciones.

El problema es cómo se produce este cambio impositivo y para ello la riqueza acumulada seguirá exenta al 100% si se repatría y se repartirá la responsabilidad fiscal a lo largo de varios años.

También se perseguirá la fuga de beneficios a los paraísos fiscales tanto los económicos como otros del tipo creación de puesto de trabajo.

En conclusión hablamos de la simplificación, puesta en práctica de aquella vieja idea que dice que el impulso económico ha de venir de la mano, no de la gran empresa americana sino su clase media.