Pocos cambios de equipos se pueden comparar al de mañana y en la víspera conviene reparar, no solo en el acto de mañana, con todo el simbolismo, la trascendencia y la solemnidad que tiene, sino en el proceso de traspaso de poderes que no empezó el pasado día 8 de noviembre cuando fue elegido el Sr. Trump sino que lleva ya un año en marcha.

Se trata de identificar los servicios y las instalaciones que se ponen a disposición del nuevo presidente y vicepresidente para asumir el cargo Y se puede imaginar que esto incluye desde el espacio físico, las oficinas, hasta los pagos a los que intervienen; desde el grueso de autorizaciones para acceder a información, hasta la ayuda al presidente saliente durante el periodo posterior a su mandato. Se puede decir que todo está regulado. 

Uno de los aspectos a destacar es, de acuerdo con los tiempos, la denominada transición digital, que exige un esfuerzo extraordinario, no digamos ya con los enfoques ilegales y de las inteligencias de otros países que están en los medios estos días. 

Por otra parte, el actual y el antiguo equipo firman un acuerdo Memorandum of Understanding (MEMO) que en este caso han suscrito el vicepresidente Pence y el jefe de gabinete saliente. 

Si el tema tiene su base en una ley de 1963 que regula la situación, recuerde la fecha, época convulsa en este tema con el magnicidio de Kennedy, se va completando con diferentes normas en temas específicos como prevención del terrorismo y en materia de inteligencia. Para que se hagan una idea, caben destacar dos normas: La que prevé la formación de aquellos profesionales que van a acceder a puestos de alta responsabilidad y la última de ellas, una Executive Order del propio Obama. Es una de esas normas que emanan del propio presidente, que serán la estrella a partir de mañana, porque cuando entra uno nuevo suelen dictarse varias contradiciendo las anteriores pero que en esta ocasión es indiscutible, ya que pretende que se practique una transición ordenada como estamos hablando. 

En definitiva, nada queda al azar en un caso como este y, con el punto de mira en las mejores prácticas, vemos dos equipos de signo distinto sumando para construir al estilo de una democracia, que requiere orden legal para dar transparencia y seguridad.

Por: Arcadio García Montoro