Donald Trump al fin puede contabilizar una victoria. Llega en la prórroga, después de que el viernes un comité de la Cámara de Representantes de Estados Unidos lo rechazara en primera votación, pero llega. Eso es lo importante para un Trump que, por el momento, tiene pocos motivos para celebrar desde que regresó a la Casa Blanca.
El magnate ha logrado que prospere el proyecto de ley de reducción de impuestos, que tendrá que enfrentarse a la Cámara de Representantes a finales de esta semana. Todo, como no, bajo el tono bizarro que caracteriza a cada movimiento del presidente. Una votación durante la noche del domingo que permite a Trump estar cerca de cumplir su gran promesa electoral, rebajas fiscales y recortes de gasto público para reducir el dichoso déficit.
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Cuatro conservadores republicanos de la línea dura del partido habían bloqueado la votación el viernes para presionar y tratar de lograr recortes de gasto más profundos, especialmente en el programa de atención médica Medicaid para los estadounidenses de bajos ingresos y la derogación completa de los créditos fiscales verdes implementados por los demócratas.
Los recortes dejarían a 8,6 millones de personas sin Medicaid.
Según las estimaciones de los analistas, el proyecto añadiría entre 3 y 5 billones de dólares (trillones americanos) a la deuda nacional de 36,2 billones de dólares durante la próxima década. El goteo incansable de deuda ha llevado a Moody’s, de hecho, a rebajar la calificación de Estados Unidos, en un movimiento que ha hecho tambalearse de nuevo al mercado.
Menos impuestos no significa más crecimiento
La teoría que dicta que rebajar impuestos dinamiza la economía hasta el punto de hacer rentable ese recorte de ingresos para las arcas públicas, comienza a perder credibilidad al otro lado del Atlántico. La Oficina de Presupuesto del Congreso, independiente del gobierno, estima que los cambios fiscales de Trump durante su primer mandato incrementaron el déficit en casi 1,9 billones de dólares en proyecciones a una década.
Tampoco ha funcionado el intento de reducción de gasto público a través de despidos masivos que ha implementado el Departamento de Eficiencia Gubernamental de Elon Musk. Por otro lado, los ingresos por aranceles son aún una incógnita.
¿Qué incluye el plan fiscal?
Lo único que es una certeza es qué incluye el plan fiscal y sanitario republicano que, si nada se tuerce, se aprobará a finales de semana.
En materia de impuestos, hace permanentes las tasas impositivas más bajas de la Ley de Reducción de Impuestos y Empleos de Trump de 2017 que mencionábamos anteriormente. Amplía la deducción estándar y la aumenta en 1.000 millones adicionales. También extiende la exención del impuesto mínimo alternativo y amplía el Crédito Tributario por Hijos de 1.000 dólares a 2.500 dólares hasta 2029. La medida contempla otras tantas ampliaciones de exenciones fiscales, como la de impuestos sobre los ingresos por propinas.
Además de los mencionados recortes en Sanidad, donde se plantea un ahorro total de 715 mil millones de dólares, hay cancelaciones de financiación para programas de energía verde. Crea incentivos para exportaciones de gas natura y exploración, deroga los programas de subvenciones para la compra de vehículos pesados eléctricos, las normas de eficiencia de combustible para automóviles y prohíbe a los estados regular la inteligencia artificial, entre otras normas.
Por cierto, que está estipulada también la construcción del muro fronterizo por 46.500 millones de dólares y el refuerzo de aduanas y protección fronteriza.