Microondas, equipos de música, televisiones o teléfonos móviles, forman montañas de toneladas en todo el mundo. Para ser exactos, en 2014 se generaron 42 millones de toneladas de basura electrónica, según un estudio de la Universidad de las Naciones Unidas. Una cifra que va en aumento teniendo en cuenta que en el año 2.000 se produjeron 10 millones de toneladas y en el 2010 casi 34 millones. Además se prevé que siga creciendo hasta llegar a los 50 millones en 2018.

El incremento de toneladas de basura electrónica en los últimos años se debe, en parte, al acortamiento de la vida útil de los electrodomésticos y otros aparatos electrónicos, y al diseño de estos equipos que dificultan o hacen imposible llevar a cabo una reparación, según indica uno de los autores de este estudio.

“Si los productos fuesen más fáciles de reparar” y “si los Gobiernos reconsiderasen sus políticas de adquisiciones de este tipo de equipos”, crearía un impacto sustancial para solucionar este problema, explica el autor.

De hecho, en España se desechan al año unos 20 millones de teléfonos móviles y en menos de 18 meses ya estamos cambiando de móvil, según indica un estudio de la plataforma medioambiental Recylia.

De la basura electrónica generada el año pasado, el 7% fueron teléfonos móviles, impresoras y otros aparatos y más de la mitad fueron pequeños electrodomésticos de cocina y baño.

La basura electrónica no es solo un problema medioambiental sino que también afecta a la economía. Las casi 42 millones de toneladas que se generaron en 2014 contienen materiales como oro y otros minerales por un valor de 52.000 millones de dólares.

Los países que más basura electrónica producen son Estados Unidos en el primer puesto seguido de China, Japón, Alemania e India.