La industria del chocolate mundial genera más de 90.000 millones de dólares al año. Sin embargo, cientos de miles agricultores del cacao de África Occidental, donde se genera la mayor parte de este ingrediente clave del chocolate, viven en la pobreza.

Por ello y por primera vez, los principales productores de cacao del mundo, Ghana y Costa de Marfil, han sumado fuerzas creando el primer cártel del cacao con el objetivo de aumentar el precio de la materia prima. Según los gobiernos de estos países, ello permitirá incrementar los ingresos de los agricultores, reducir la incidencia del trabajo infantil y repartir de forma más equitativa los beneficios de la industria.

Según el Departamento de Trabajo de Estados Unidos, una familia típica de agricultores gana tan solo 2.400 dólares anuales y hay más de 2 millones de niños involucrados en el sector del cacao en la región. Los ejecutivos de ambos países hablan de unas ganancias de la industria que oscila entre 10.000 y 20.000 millones de dólares anuales a pesar de los bajos precios.

En una suerte de OPEC del cacao, se le ha llamado “Cocoa-Pec” y pide fijar un precio mínimo para la tonelada de cacao en 2.600 dólares, un 10% superior a los precios actuales, según los datos de la Organización Internacional del Cacao (ICCO por su siglas en inglés). Un incremento que no supondría un cambio significativo en el coste de una tableta de chocolate al ser el cacao solo uno de los diferentes ingredientes.

A pesar de ello, las gigantes de las grandes multinacionales han respondido con cautela y Costa de Marfil y Ghana han dado un puñetazo encima de la mesa anunciando la suspensión de la venta de cacao para la próxima campaña si no se eleva el precio.

De sus fronteras sale más del 60% de la producción de cacao del planeta así que el futuro del chocolate queda en entredicho, pero compañías como Mars, Mondelez, Hershey, Cargill o Barry Callebaut no han cedido a las pretensiones africanas.

La apuesta es arriesgada, porque el cacao es un pilar fundamental de la economía marfileña, aportando un 20% al PIB nacional. El primer productor mundial de cacao produce por temporada más de 2.000 toneladas, un 15% de la producción global según el Cocoa Barometer 2018. Así que si el consumo mundial de chocolate está en juego, más aún lo está la supervivencia de Costa de Marfil y sus agricultores, que reciben solo el 6,6% del precio de venta de una barra de chocolate. En Costa de Marfil, los cacaocultores ganan alrededor del 50 céntimos por día y en Ghana alrededor de 84 céntimos, según el informe Chocolate’s Dark Secret. Además, son quienes sufren la volatilidad de sus precios y los vaivenes de la cadena de suministro.

El barómetro del cacao también cita un informe de Fairtrade Internacional, con el primer intento de calcular el ingreso vital de estos agricultores en Costa de Marfil. Frente a una media de 2,51 dólares al día, los agricultores del cacao obtienen un ingreso real de 0,78 dólares. “En promedio, los hogares de los agricultores del cacao ganan sólo el 37% de los ingresos de subsistencia en las zonas rurales de Costa de Marfil”, apunta.

¿Serviría de algo subir los precios del chocolate?

Ni Ghana ni Costa de Marfil han especificado cómo repartirían los beneficios del incremento de precios o como evitarían consecuencias derivadas, como la deforestación. Algunas ONG argumentan que una subida del precio ayudaría a reducir la dependencia de los agricultores del trabajo infantil al dar más margen a las plantaciones.

Otra pregunta en el aire es cuánto más sería necesario pagar para mejorar la situación en el origen de la industria y acabar con la lacra del trabajo infantil. Un estudio reciente publicado en la revista Plos One por dos economistas de Estados Unidos, Jeff Luckstead y Lawton Nalley, han diseñado un modelo económico para calcularlo.

“Los resultados muestran que la eliminación de las peores formas de trabajo infantil requeriría una prima del 2,81% en el precio del cacao y la eliminación del trabajo regular (trabajo no peligroso pero por encima del máximo de horas permitidas para un niño) y las peores formas requerirían una prima del 11,81%”, según los expertos.

Por otro lado está el impacto ambiental. La ONG Mighty Earth denuncia las graves consecuencias de la deforestación y los cultivos ilegales en parques nacionales y áreas protegidas sobre el ecosistema y las especies. En Costa de Marfil, más del 90% de la masa de tierra de estas áreas protegidas ya está cubierta por plantaciones de cacao y se calcula que quedan menos de 400 elefantes de una población original de cientos de miles. La ONG denuncia que Ghana está “a punto de perder todos los bosques remanentes fuera de sus parques nacionales en la próxima década”.

A la deforestación se suma el impacto del cambio climático y el aumento de las temperaturas, lo que perjudicará a los cultivos.

Cada año consumimos cerca de 3 millones de toneladas de productos derivados del cacao y la previsión es que ese consumo siga aumentando a ritmos de entre un 2 y un 5%. La mayor parte se consume en Europa y América del Norte, lejos de los campos africanos donde se cultiva y apenas se demanda.

El desafío del nuevo cártel del cacao es mayúsculo. Ghana y Costa de Marfil tendrán que hacer muchos equilibrios.