El italiano suma y sigue, hasta el último día de su mandato. El euro baja y la rentabilidad del bono alemán a diez años ha tocado un mínimo histórico en -0,296% después de que el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, dijera que si la inflación no sube, serán necesarios más estímulos e incluyera entre las opciones una bajada de los tipos de interés y la compra de más deuda.

En un discurso con sabor a despedida, el italiano ha explicado desde el foro del BCE en Sintra (Portugal) que en las próximas semanas el Consejo de Gobierno deliberará sobre cómo sus instrumentos pueden adaptarse de forma adecuada a los riesgos actuales para conseguir la estabilidad de precios. Ya no vale con esperar a ver si la economía reacciona y el BCE se prepara para lanzar más munición al mercado si la situación no mejora.

Es su último Sintra, la última vez que acude como presidente de uno de los bancos centrales más importantes del mundo. Draghi dejará el cargo en noviembre y probablemente conoceremos a su sustituto esta misma semana, por eso no ha querido dejar pasar la ocasión para repasar su legado y los principales hitos de su gestión. Todo ello sin perder de vista el contexto actual de desaceleración económica, con los vientos de cola impulsando menos el crecimiento y la baja inflación acechando al Consejo de Gobierno del BCE.

En este sentido, el presidente del organismo monetario considera que "más bajadas de los tipos de interés y medidas para mitigar sus efectos colaterales siguen formando parte de nuestras herramientas" disponibles. Asimismo, Draghi reconoce que el programa de compra de deuda pública y privada todavía tiene margen de actuación.

En su arsenal disponible, el todavía presidente del BCE ha confirmado que se plantearían bajar más los tipos de interés, actualmente en el 0% el tipo oficial y el -0,40% la facilidad de depósito, y retomar las compras netas de activos en el mercado que terminaron en diciembre. Es decir, que los tipos de la eurozona podrían irse pronto a terreno negativo, por primera vez, y aún más negativos en el caso de la tasa de depósitos, con lo que eso supone para el euríbor y, sobre todo, para los márgenes del sector bancario.

En su discurso, marcado por el vigésimo aniversario del euro, ha asegurado que "las herramientas utilizadas en el pasado han demostrado ser efectivas" y ahora la actuación del BCE es "paciente, persistente y prudente".

Pese a no descartar nuevas actuaciones del organismo, deja también un recado a los responsables de la política fiscal, que "debe jugar su papel" para que progrese la economía.