Un equipo de investigación liderado por la Universidad de Oviedo ha presentado un innovador estudio que podría transformar la planificación de parques eólicos en España. La investigación, que utilizó dispositivos GPS para monitorear el vuelo de buitres leonados y quebrantahuesos, ha permitido identificar áreas sensibles donde la instalación de aerogeneradores tendría impactos negativos significativos en estas especies.
Un estudio de la Universidad de Oviedo muestra cómo un seguimiento de las aves silvestres puede ayudar a la instalación de energía eólica. Con Elena Bravo-Chaparro, investigadora predoctoral en la Universidad de Oviedo y miembro del grupo investigador Coexistencia para la Biodiversidad.
Elena Bravo Chaparro, investigadora predoctoral y una de las autoras del trabajo, explicó que el proyecto surge de una preocupación concreta: "Nuestro grupo de investigación ya lleva años trabajando con el seguimiento GPS de especies, con el objetivo de reducir los conflictos entre los seres humanos y la fauna silvestre". El estudio, parcialmente financiado por la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica, se centra específicamente en la energía eólica debido a su rápida expansión actual.
"Hemos elegido estas especies porque son dos especies muy vulnerables a las colisiones con las turbinas eólicas", señala Bravo. Ambas aves recorren grandes territorios planeando mediante corrientes de aire, lo que limita su maniobrabilidad y las hace competir por el mismo recurso que aprovechan los parques eólicos: el viento.
Los datos son alarmantes: el buitre leonado es una de las especies que más frecuentemente aparece muerta bajo los aerogeneradores en España. "Solo en Asturias, desde 2019 a 2022, se localizaron 65 buitres leonados muertos bajo las aspas de los eólicos, sin tener en cuenta los que no se localizaron", afirma la investigadora. En el caso del quebrantahuesos, especie amenazada y protegida legalmente, ya son varios los ejemplares que han muerto por colisión en distintos países europeos.
Seguimiento desde 2016 hasta 2024
El estudio ha recopilado datos GPS desde 2016 hasta 2024, cubriendo territorios en Cantabria, Castilla y León, Asturias, Galicia y Portugal. Este seguimiento ha revelado información crítica sobre los patrones de movimiento de estas aves, identificando no solo sus lugares de cría, sino también zonas de alimentación y otras áreas utilizadas frecuentemente.
"En el caso de Asturias, aunque las colonias están en el centro y oriente de la comunidad, estos individuos llegaban a desplazarse hasta Galicia con el objetivo de buscar alimento", explica Bravo. Esta información detallada es precisamente lo que falta en las actuales herramientas de planificación espacial para energías renovables.
La investigadora destaca que su trabajo va más allá de las evaluaciones de impacto ambiental convencionales: "Aquí estamos hablando de planificación a gran escala, que es un paso previo y se utiliza para seleccionar la zona donde se planea construir el parque eólico". Este enfoque puede ser especialmente útil para los promotores, permitiéndoles identificar con antelación dónde tendrán menos impacto sus proyectos.
Además, el nivel de detalle espacio-temporal que proporciona el seguimiento GPS es difícilmente obtenible mediante métodos tradicionales como las observaciones de fauna sobre el territorio, que suelen ser la base de los estudios de impacto ambiental convencionales.
Esta investigación representa un avance significativo hacia un desarrollo sostenible que equilibre la necesaria transición energética con la protección de la biodiversidad, demostrando que las nuevas tecnologías de seguimiento pueden ofrecer soluciones más precisas a los retos ambientales actuales.
