En el horizonte de la inteligencia artificial, Jensen Huang apunta con firmeza a 11 empresas que, según él, están protagonizando la revolución tecnológica de los próximos años: OpenAI, Anthropic, xAI, Google, Cursor, Lovable, Replit, Cognition AI, OpenEvidence, Abridge… y sí, también Tesla.

¿Por qué estas compañías?

Para Huang, lideran lo que él llama la “agentic AI”: agentes de IA que no solo responden, sino que razonan y actúan.

Está OpenAI, claro, con sus modelos transformadores; Anthropic, centrada en la IA segura; xAI, la startup de Musk con su propio superordenador; y Google, que sigue siendo un pilar tecnológico.

Entre los nombres menos mediáticos, destaca Cursor, de la compañía Anysphere: un asistente de codificación con IA, tan potente que, según Huang, lo usan todos los ingenieros de Nvidia. Anysphere lleva su tecnología al corazón del desarrollo computacional.

Luego está Lovable, desde Suecia, pionera del “vibe coding”: permite construir aplicaciones o páginas web hablándoselo en lenguaje natural a una IA, sin ni siquiera saber programar.

Replit no se queda atrás: combina entorno de desarrollo con IA para acelerar la creación de software. Mientras que Cognition AI, fundada por programadores de élite, ha desarrollado un agente, Devin, capaz de trabajar como un ingeniero de software.

En el campo de la salud, OpenEvidence aporta IAs que ayudan a sintetizar publicaciones médicas y guiar diagnósticos, dotando de sentido práctico a la investigación clínica.

También Huang recuerda a Abridge, que podría especializarse en agentes para conversaciones médicas o gestión de pacientes.

Y finalmente, Tesla: no solo coches, sino agentes autónomos en su flota, visión robótica… una fusión de inteligencia artificial y física real.

Huang ve en todas ellas no solo innovación, sino una plataforma transformadora: no es pintura nueva sobre el viejo lienzo digital, sino otro lienzo, otro mundo y Nvidia no sólo lo avisa, sino que invierte de lleno.

Escuchar a Huang es entender que no estamos ante una burbuja pasajera, sino ante una transición profunda: hacia agentes inteligentes que pueden cambiar el trabajo, el negocio y hasta la medicina.