El Banco Central Europeo ha decidido mantener los tipos de interés y ha lanzado un nuevo bazuca de liquidez: los PELTROs. Se trata de una nueva serie de operaciones de refinanciación de emergencia a largo plazo para respaldar las condiciones de liquidez en el sistema financiero de la zona euro. Además, se busca preservar el "buen funcionamiento de los mercados monetarios".

La autoridad monetaria también ha flexibilizado las condiciones de las operaciones de refinanciación a largo plazo (TLTRO) durante el período comprendido entre junio de 2020 y junio de 2021 a 50 puntos básicos por debajo de la tasa de interés de las principales operaciones de refinanciación del Eurosistema durante el mismo período.

El BCE asegura que está "completamente preparado para aumentar el tamaño del PEPP y ajustar su composición tanto como sea necesario y durante el tiempo que sea necesario".

Ya durante el mes de marzo, Christine Lagarde ha puesto en marcha una serie de medidas para ayudar a las economías de la zona euro a hacer frente al coronavirus, entre ellas el lanzamiento de un programa de compra de activos por valor de 750.000 millones de euros.

Este programa de compra de emergencia pandémica, conocido como PEPP, estará en vigor hasta que haya terminado la fase de crisis por el Covid-19, de modo que el BCE seguirá con la compra de activos al menos hasta final de 2020.

A través del PEPP, el BCE ha comprado más de 5.000 millones de euros al día en activos desde el comienzo de las compras el pasado 26 de marzo. Un total de más de 96.700 millones de euros durante las primeras cuatro semanas en la que ha estado en vigor este programa de emergencia contra la pandemia del coronavirus.

La actuación del BCE adquiere un papel todavía más relevante en estos momentos. La crisis sanitaria del coronavirus golpea con fuerza la economía de la zona euro y el organismo debe compensar la falta de determinación por parte de los políticos del bloque, que todavía no han acordado cómo ayudar a los países altamente endeudados, en especial Italia.

También hay falta de claridad sobre el tamaño o funcionamiento del supuesto fondo de recuperación contra la crisis del coronavirus, dotado como mínimo con un billón de euros. La falta de consenso entre los líderes de la Unión Europea se traduce en que Lagarde tendrá que poner más de su parte.