Donald Trump está implantando una férrea y hostil política exterior en su segunda legislatura al frente de Estados Unidos. El presidente, más agresivo que nunca, ha decidido ir contra todo y contra todos sin miedo a las represalias que sus decisiones puedan tener en la sociedad estadounidense. Pero ha habido respuesta. Estados Unidos es grande y poderoso, pero el resto del mundo es un enemigo, cuanto menos, temible.

Boicot a EEUU: Los aranceles ya tienen respuesta

La política arancelaria de Donald Trump ha provocado movimientos en contra de los productos procedendes de Estados Unidos

Los vikingos se revelan contra Trump

Quizás tiene que ver con sus orígenes vikingos, pero los países nórdicos siempre mantienen firmes sus posiciones. Un movimiento por redes sociales está ganando peso en ese territorio, especialmente en Dinamarca. Esta corriente llama al boicot a los productos estadounidenses. El Grupo Salling, uno de los minoristas más importantes de la Unión Europea y el mayor en el norte del continente, ha empezado a etiquetar con una estrella negra los productos europeos para que los clientes los distingan de los americanos.

El 91% de las mujeres suecas de 18 a 34 años son partidarias de no comprar productos estadounidenses, mientras que dos de cada tres hombres comparten su opinión. Llamativo es lo de los varones mayores de 65 años, que están a favor de evitar la compra de productos de Estados Unidos.

La plataforma Buy European Made difunde en internet marcas alternativas a los productos tecnológicos, culturales e industriales de gran consumo que llegan de Estados Unidos. La iniciativa tiene una orientación de boicot que orienta a consumir europeo.

La respuesta de Canadá

Los supermercados de Canadá están limpiando sus estanterías de productos yankees como respuesta a los aranceles del 25% que ha anunciado Donald Trump esta semana. Hay incluso aplicaciones de escaneo de códigos de barras para ayudar a los clientes a evitar productos de Estados Unidos.

De hecho, el fabricante de Jack Daniel’s, Brown-Forman, ha dicho que la retirada de sus productos de los supermercados está generando un impacto en sus cuentas peor que los aranceles. Aunque Canadá solo representa el 1% de las ventas globales, la empresa ha descrito la medida como “una respuesta desproporcionada".