El Canal de Panamá, o mejor dicho, su gestión, es uno de los asuntos calientes para Donald Trump. Así lo ha manifestado desde su victoria electoral en noviembre. Un acuerdo en busca de condiciones beneficiosas para los buques norteamericanos es esencial para el presidente. Por eso, el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, había viajado al país centroamericano para cerrar un trato con las autoridades panameñas.
Las amenazas de Donald Trump, que este domingo acusaba a Panamá de "violar el acuerdo", refiriéndose a los Acuerdos Carter-Torrijos de 1977, y advertía: "Vamos a tomarlo de nuevo o algo muy importante va a pasar". El país centroamericano ha tomado cartas en el asunto para evitar represalias.
El presidente de Estados Unidos ha amenazado con consecuencias "muy importantes" para Panamá si no revisa sus tratados con China
La influencia de China
El Gigante asiático ha ido ganando peso e influencia en el canal. El conglomerado Hutchison, con sede en Hong Kong, opera dos de los cinco puertos adyacentes al canal desde 1997. La explotación de estos puertos ofrece a china información estratégica potencialmente útil sobre los buques que transitan, según los expertos.
Además, entre octubre de 2023 y septiembre de 2024, China representó el 21,4% del volumen de carga que circuló por la segunda vía fluvial más transitada del mundo.
Las empresas chinas han reforzado su presencia en Panamá mediante inversiones mil millonarias, entre ellas una terminal de cruceros y un puente que se construirá sobre el canal. Panamá fue el primer latinoamericano en adherirse al programa chino Belt and Road, un proyecto de infraestructuras e inversiones valorado en un billón de dólares.
Los acuerdos Carter-Torrijos
Panamá es dominadora de la vía interoceánica desde el 31 de diciembre de 1999 gracias a los Acuerdos Carter-Torrijos firmados en 1977.
Estados Unidos había gestionado el paso entre el Mar Caribe y el Océano Pacífico desde su apertura en 1914. No en vano, había intervenido en la independencia panameña de Colombia y pagado una pensión compensatoria a Panamá. Además, se encargó de la construcción del mismo.
El Canal era una necesidad para las aspiraciones comerciales de las grandes potencias de principios de siglo XX y Estados Unidos había logrado el control de la vía de acceso para cruzar América sin necesidad de rodearla.
A medida que ganaba peso en la economía y la vida de los panameños, se convertiría en una cuestión de orgullo para ellos. Así, en 1964 varios disturbios provocaron la muerte de 4 soldados estadounidenses y 20 panameños. El Gobierno de Panamá cortaría entonces relaciones diplomáticas con la Adminsitración de Lyndon B. Johnson hasta que este se abrió a negociar un nuevo tratado de cesión de soberanía. Tratado que quedó en nada cuando el general Omar Torrijos tomaba el poder en Panamá.
El presidente Nixon reabría las negociaciones en 1970, aunque no fue hasta la presidencia del desaparecido Jimmy Carter cuando se convertía en una prioridad para la Casa Blanca más urgente que la paz en Oriente Medio o las conversaciones con la URSS.
Carter negociaría entonces dos tratados. Además del acuerdo principal de explotación conjunta hasta su traspaso a Panamá en el año 2000, contemplaba que el canal sería neutral, con acceso garantizado para el transporte marítimo de Estados Unidos y que este podría utilizar la fuerza para seguir abierto.
Así es como, a partir del 1 de enero del año 2000, Panamá ‘controla’ el canal. Pero ese control está siempre supeditado, cómo no, a la conveniencia y el permiso de la policía del mundo.