La industria automovilística europea respira con alivio tras conocerse que China pondrá en marcha exenciones para la exportación de chips de Nexperia al resto del mundo. Esta noticia llega después de días de tensión en las salas de guerra de los fabricantes europeos, donde empresas como Volkswagen, Nissan y Stellantis ya habían reportado interrupciones en sus cadenas de producción por problemas en el suministro.
El problema se originó cuando el gobierno holandés intervino Nexperia, destituyendo a su CEO chino, lo que provocó la respuesta de Pekín con controles a la exportación de semiconductores. Esta situación es especialmente crítica considerando que el 70% de la producción de estos chips utilizados por la industria del automóvil sale de China, donde Nexperia tiene tres de sus cinco plantas de ensamblaje mundiales.
José Portilla, director general de Sernauto, explica que "estábamos muy pendientes de este tema que nos había creado mucha preocupación, tanto a los fabricantes de vehículos europeos como a los proveedores", ya que estos últimos "no pueden fabricar las piezas y componentes necesarios para abastecer a las fábricas de vehículos".
José Portilla (Sernauto) señala que el anuncio del Ministerio de Comercio chino sobre excepciones a la exportación de chips resulta "tranquilizador".
La dependencia europea de estos componentes es alarmante, como subraya Portilla: "Nexperia provee el 49% de los componentes electrónicos usados en la industria automotriz europea. Por lo tanto, es un tema crítico". Esta vulnerabilidad ha puesto de manifiesto la urgente necesidad de reforzar la autonomía estratégica europea en este sector.
El camino hacia la soberanía tecnológica
Portilla advierte que Europa debe actuar en dos frentes: "Seguir colaborando con el Ministerio de Comercio chino en tratar de trasladar la importancia de que este suministro se mantenga. Pero en paralelo, Europa no puede quedarse parada".
El director de Sernauto aboga por "reforzar la cooperación público-privada y tener realmente una mayor autonomía estratégica" para fortalecer una cadena de suministro que "carece de la resiliencia que requerimos" especialmente en componentes críticos para el vehículo electrificado.
"No podemos estar expuestos a situaciones como ésta", sentencia Portilla, quien reconoce que construir una planta para fabricar este tipo de componentes "puede tardar hasta dos años en implantarse". Mientras tanto, la industria tendrá que buscar alternativas en países como Corea del Sur o Tailandia.
