La red social Facebook vetará los perfiles de los talibanes y de todos los simpatizantes que los apoyen en redes sociales. Según ha informado este martes en un comunicado, el conglomerado estadounidense hará extensible esta orden a WhatsApp e Instagram, donde cualquier contenido emparentado con los insurgentes será borrado de sus plataformas a través de su política referente a organizaciones peligrosas. Pero, son Facebook, Twitter y WhatsApp, ¿las verdades armas de guerra en Afganistán en el S.XXI?

Aunque la noticia ha sido muy celebrada en Internet, muchos expertos han recordado que llega tarde, cuando el brazo extremista ya ha exprimido todas estas herramientas durante años para expandir su discurso y captar nuevos adeptos.

De hecho, en el último episodio de esta guerra, lo ciudadanos afganos, no supieron de la toma de la ciudad de Kabul a través del ruido de los disparos o la llamada de los megáfonos, sino a partir de un mensaje de WhatsApp. Bastaron unos cuantos caracteres a través de un herramienta made in USA. «Estamos a cargo de la seguridad en Kabul». Enviado.

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Suhail Shaheen, dirigente talibán y personaje público reconocido en Twitter

La nuevas armas de fuego del fundamentalismo

Un hecho que no es casual ni arbitrario, sino que forma parte del modus operandi en las filas de los talibanes y otros grupos extremistas desde hace lustros. Atrás quedó el tiempo donde el uso de las redes sociales era motivo de castigo y reprobación en su credo religioso.

Conscientes de la infinidad de sus posibilidades, emplean estas tecnologías con todo tipo de fines: propagandísticos, de captación y ahora, militares.

Basta con observar los perfiles de Twitter de algunas de sus caras más conocidas. Mohammed Naeem, portavoz de la oficina política del Emirato Islámico de Afganistán, acumula, por ejemplo, 200.000 de «followers» en la red del pajarito azul.

Y Suhail Shaheen, un destacado dirigente talibán ha ido actualizando la evolución de sus tropas a través de su perfil personal, donde tiene más de 370.000 seguidores.

Precisamente, el poder de las nuevas tecnologías ha hecho virales vídeos donde se pueden ver soldados talibanes disfrutando de los autos de choque, de las camas elásticas e incluso del gimnasio del palacio presidencial, en contraste con el sufrimiento de la población civil.

De hecho, en mitad del caos que se ha desatado en el país centroasiático, el nuevo régimen continúa utilizando el servicio de mensajería encriptada ‘end-to-end’ de WhatsApp para trasladar mensajes a la ciudadanía autóctona.

Dicho de otra manera, utilizan servidores con base en los EEUU para asentar su Estado mientras la comunidad internacional ni si quiera reconoce su autoridad de facto. La pregunta es, ¿podría haber hecho algo más Estados Unidos?

¿Podrían haber hecho algo más? WhatsApp responde

No puedes poner puertas al campo y es muy difícil ponérselas a WhatsApp, explican los expertos . A diferencia de Facebook, que sí tiene la capacidad para detectar y bloquear contenido, la actuación del servicio de mensajería está muy limitada dada su encriptación de extremo a extremo.

Como ha explicado una portavoz de la app de mensajería en declaraciones a Vice "es imposible actuar en muchas ocasiones porque no puede leer el contenido de los mensajes que se envían".

Las redes sociales plantean un nuevo desafío al mundo, evitar que los mensajes de odio y opresión consigan "likes" y sean compartidos.