Los planes de reestructuración ganan terreno frente al concurso de acreedores tradicional como herramienta para afrontar la insolvencia empresarial, según coinciden los expertos del sector. Esta transformación responde a la implementación de la directiva europea que busca armonizar normativas y fomentar medidas preventivas como alternativa.
Víctor Fernández, socio director del área jurídica de Lexaudit, explica que la insolvencia "es una herramienta más que tienen las empresas para poder afrontar los problemas que puedan tener y buscar esa solución alternativa sin tener que cerrar definitivamente", aunque reconoce que "desafortunadamente no es la mejor herramienta que disponemos, pero sí una de ellas".
Sobre los planes de reestructuración, Fernández destaca que se trata de "un movimiento desde Europa que trata de armonizar las normativas de cada uno de los países con una finalidad básica y es que los empresarios adopten medidas de precaución, se anticipen a los problemas y puedan afrontar esa situación o posible situación de insolvencia".
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Víctor Fernández, Socio director del área jurídica de Lexaudit y Daniel Barrientos, Responsable Departamento Inmuebles de Surus.
¿Está desapareciendo el concurso de acreedores?
El modelo concursal tradicional está quedando "residual para determinadas situaciones que son los denominados concursos sin masa y los concursos de persona física", afirma Fernández, quien indica que "cuando acabas en el procedimiento concursal muy poquitos y diría residualmente acaban en convenio y la mayor parte de ellos acaba a través de un proceso liquidatorio".
Por su parte, Alicia Tabanera, abogada del departamento de insolvencias de Surus, confirma que "los planes de reestructuración de manera preventiva a través de un procedimiento que en principio tiene que ser rápido, eficaz, al margen del juzgado" están tomando protagonismo, mientras "ese convenio que existe en el marco del proceso concursal no se está aplicando a día de hoy".
El papel decisivo de los acreedores
Un factor determinante es la actitud de los acreedores. Según Fernández, "si el acreedor ve que hay realmente un proyecto empresarial serio que simplemente se trata de una crisis, mediante la adopción de estos acuerdos se puede superar", probablemente ofrecerá su apoyo, pues "a nadie le interesa perder clientela o perder créditos".
Sin embargo, no todos los acreedores actúan igual. Fernández señala que "los públicos lo hacen más difícil" y "se quedan al margen de la negociación, se quedan fuera del plan de reestructuración por las condiciones que impone la ley". Esto contrasta con los acreedores financieros, quienes suelen facilitar más estos procesos.
Retos del sistema concursal español
El panorama concursal español enfrenta importantes desafíos. Fernández es contundente: "Hay grandes profesionales. Lo que no tenemos son los medios adecuados. Y hay una carencia absoluta". Añade que "las herramientas informáticas fallan continuamente" y que "la economía necesita respuestas de hoy para ayer y respuestas ágiles".
Esta situación provoca retrasos significativos que pueden llegar a ser fatales para las empresas en crisis: "No puede ser que un expediente se quede en la mesa o en el ordenador de un funcionario durante un año", sentencia el experto, sugiriendo que aunque existen "buenos profesionales" y "buenas herramientas", el sistema aún requiere una mejora sustancial en su implementación práctica para ofrecer verdaderas segundas oportunidades a las empresas españolas.