Esta semana hay tela que cortar y como Pinpinela, todo está roto. El Partido Popular, el principal partido de la oposición ha implosionado desde dentro.

La guerra entre Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid y la dirección nacional de la Calle Génova amenaza con fagocitar a los conservadores. El mando central de Pablo Casado, a última hora de la tarde, ya sobre el tiempo de descuento expedientaba a la díscola libertaria madrileña, amenaza con expulsarla por sus ataques.

Escucha el resumen semanal completo en este podcast de El Balance:

Claves Economía | El Balance [18.02.2022]

La guerra política abierta en la CAM entre Isabel Díaz Ayuso y la 'terrenal' en Ucrania con Rusia tienen más de una similitud y protagonista

El lío, en el que ahora entraremos más a fondo, no tiene desperdicio. Ahora bien, hay que quedarse con la idea: Isabel Díaz Ayuso reconoce que su hermano hizo negocios y cobró de una empresa que recibió un contrato público de la Comunidad de Madrid por 1,5 millones de euros para comprar mascarillas en lo peor de la pandemia, en marzo de 2020.

Un contrato que, bien, es verdad, fue legal pero se adjudicó de una manera ciertamente extraña, por la vía de urgencia, por la puerta de atrás dejando sobre la mesa más sombras que luces del documento que ha hecho estallar al Partido Popular.

1,5 millones de euros para una empresa cuyo administrador único es Daniel Alcázar, un viejo amigo de la familia, del pueblo en el que veraneaban los Díaz Ayuso sin experiencia en contrataciones públicas y, menos, con la Comunidad de Madrid.

Miren que hemos oído, en las últimas horas declaraciones. Pues bien, ninguna de ellas nos aclara a cuento de qué, Tomás Díaz Ayuso, el hermano de la presidenta terminó cobrando una comisión de un contrato adjudicado por la entidad que dirige Isabel Díaz Ayuso.

Sabemos que dinero sí que ingreso. De hecho, Díaz Ayuso habla de relaciones comerciales declaradas a Hacienda. En cristiano, pagar se pagó al hermano más que nada porque si no se ingresa, para qué declarar.

Pero no sabemos por qué cobró. Por qué el amigo del hermano pagó a Tomás. ¿Facilitó, de alguna manera, estos contactos? ¿Por qué ha decidido hablar ahora?, ¿ha empezado la presidenta Díaz Ayuso una guerra política con la dirección nacional del PP?, ¿ha respondido a todas las cuestiones sobre la comisión y los asuntos de su hermano?

Isabel Díaz Ayuso lo niega todo tajantemente.

¿Entonces por qué cobró? ¿Por no hacer nada? De momento la Comunidad de Madrid sigue sin aclarar qué papel jugó el hermano de Díaz Ayuso en la adjudicación de un elemento que, en aquel momento, recordamos, marzo de 2020, era una prensa indispensable para salvarnos la vida por un virus del que no sabíamos nada.

Ayuso insiste en que todo es absolutamente legal. Y, de momento, nada demuestra lo contrario. Aunque el problema de todo esto queda en el cómo. Porque la novela de espías más propia de un capítulo de la Pantera Rosa, de una historieta de Mortadelo y Filemón. Pero que más allá de la maraña, esconde cierta preocupación por una clase política que se mantiene ajena a la realidad pensando que están por encima de todo y de todos.

El germen de CyL

Pero es que para llegar aquí, venimos de allí, porque toda esta crisis, parecer ser, tiene que como detonante que la dirección del Partido Popular, guste o no, está en horas bajas porque en Valladolid tienen claro que saldrá elegido el ahora procurador electo, Alfonso Fernández Mañueco, como presidente de la Junta. Pero ¿con quién? es toda una incógnita. Él, lo que quiere, es estar solo aunque no puede ni erradicando de golpe a la posición.

¿Y Rusia?

Ahora bien, con tanta guerra (política, al menos) aquí en España, ríete tu de la que tiene montada el líder deshoja margaritas preferido de esta sección de viernes, Vladímir Putin, presidente de la Federación Rusa. Que sigue, se le está haciendo larga ya, la margarita y a ver si le deja una decisión en claro: invado, no invado…

Lo último que sabemos es que, de momento y parece, no hay guerra. Pero claro, vayan ustedes a saber porque a Vladímir no le para nadie. Ni la OTAN, ni Estados Unidos, ni siquiera Alina Pash… y me dirán… ¿y quién es esta buena mujer? Pues el Eurodrama de la semana. La que iba a ser la representante de Kiev en Eurovisión, la que nos iba a un año más, dejar el dudoso honor de los últimos puestos del continente.

Y esta mujer… ¿por qué se retira de la carrera musical más importante del año? Pues porque en Insta, en Instagram ha dicho que no va a llegar la bandera de su país hasta Turín. Lo hace porque la acusan ahora de ser prorrusa.

Aunque esta semana, el cierre de la sección me gustaría, dedicárselo a los náufragos del Villa de Pitanxo que perdían la vida esta semana en Canadá, la peor catástrofe desde 2004 en el mar, a estos marineros a los que ya no se los busca, pero de los que si conviene acordarse cuando vayamos al mercado y digamos aquello de “qué caro está el pescado”… que recordemos que detrás de una merluza está el trabajo de mucha gente.