Cada año se crean y se destruyen en España más de 300.000 empresas, una cifra que refleja el dinamismo pero también la volatilidad de nuestro tejido productivo. Más de la mitad de estas empresas no supera los cinco años de vida, concentrándose la mayor parte en apenas cuatro comunidades autónomas. Sin embargo, el panorama no es tan sombrío como podría parecer a primera vista.

Estas son algunas de las conclusiones que se desprenden del informe "Radiografía del tejido empresarial español en busca del crecimiento", presentado recientemente por la Fundación Afi Emilio Ontiveros, cuyo presidente, Ángel Berges, destaca un hallazgo crucial: la financiación ya no puede considerarse un obstáculo para el crecimiento empresarial.

¿No hay empresas medianas en España? "Es una leyenda maldita"

Ángel Berges, presidente de la Fundación Afi Emilio Ontiveros, desmiente la supuesta falta de financiación como barrera al crecimiento empresarial.

La solvencia empresarial se ha duplicado en 15 años

El estudio, que analiza la evolución del tejido empresarial desde la crisis financiera durante la última década y media, revela una importante mejora en la rentabilidad de las empresas españolas. Según Berges, "se ha producido una muy importante mejora de la rentabilidad, tanto en términos de margen sobre ventas como de beneficio sobre activos totales".

Un dato particularmente significativo es que las pymes han llevado a cabo un importante ejercicio de autofinanciación. "Hoy día la solvencia en sus balances es el doble de la que había hace 15 años, el doble, no un poco más, sino el doble", enfatiza Berges, quien añade que las empresas "han reducido fuertemente el endeudamiento".

"Quien realmente quiere crecer no tiene problemas de financiación, porque tiene financiación interna, tiene financiación bancaria y tiene capital riesgo"

Desmontando el mito de la falta de empresas medianas

Otro aspecto destacable del estudio es que rebate la creencia generalizada de que España carece de empresas medianas. "Hay una leyenda, digamos, maldita, que se dice que en España no hay empresa mediana", explica Berges, quien señala que se han identificado "casi 9.000 empresas medianas que en algún momento de la última década y media han sido medianas, y muchas ya han dejado de ser medianas para ser grandes, casi la mitad".

Este crecimiento, sin embargo, presenta un matiz importante: se ha producido "fundamentalmente en empleo y no tanto en productividad", lo que constituye, en palabras del presidente de la Fundación, "el punto caliente, el punto débil de la economía española".

La productividad sigue siendo la asignatura pendiente. Berges explica que las empresas españolas compensan esta menor productividad "con menores costes laborales frente a los otros países europeos", lo que les permite igualar o incluso mejorar en rentabilidad. Sin embargo, desde una visión de largo plazo, seguimos estando por debajo en productividad.

Para revertir esta situación, el experto identifica varias necesidades: "mejorar la incorporación de tecnologías, la formación, la calidad de la gestión, el gobierno corporativo, e incluso, ¿por qué no?, la entrada de capital externo, capital riesgo, salida a bolsa, como una forma de orientar la gestión de las compañías a la creación de valor".

"En España tenemos empresas que son capaces de crecer, digamos, incluso enfrentándose a dificultades, a complejidades, a veces, por supuesto, a restricciones también regulatorias, contables, laborales, que todo el mundo las sufre, pero que hay muchas empresas que deciden que es igual, que les compensa crecer y que merece la pena crecer"