Un reciente informe elaborado por Fedea, uno de los think tanks más respetados de España, pone de manifiesto la preocupante situación del sistema de pensiones español. El estudio, que analiza la evolución del Pacto de Toledo a 30 años de su creación, señala un cambio radical en su orientación que podría comprometer tanto la sostenibilidad económica como la equidad intergeneracional.
Miguel Ángel García Díaz, profesor colaborador de Economía Aplicada en la Universidad Rey Juan Carlos e investigador asociado en Fedea, quien participó en la redacción del primer Pacto de Toledo en 1995, advierte que este ha "perdido buena parte de su utilidad" al abandonar su espíritu original.
Miguel Ángel García Díaz, investigador de Fedea, advierte que el sistema actual podría incrementar el gasto hasta un 18% del PIB en 2050.
El informe denuncia que lo que nació como un gran consenso para sacar las pensiones del debate político se ha convertido en una especie de competición entre partidos para prometer mayores beneficios a los pensionistas sin considerar el coste real para la economía española. Las proyecciones son alarmantes: para 2050, el coste de las pensiones podría superar el 18% del PIB nacional.
"El Pacto de Toledo nació en 1995 con el objetivo de reforzar el sistema de pensiones, pero cumpliendo también otras características: ayudar a mejorar el crecimiento de la economía española, que fuera sostenible financieramente y que fuera equitativo entre generaciones"
La situación actual es considerablemente más compleja que en 1995. Mientras entonces el envejecimiento poblacional era un problema a 30 años vista, hoy la generación del baby boom ya está llegando a la edad de jubilación. "El aumento del número de pensionistas de aquí al año 2050 se va a incrementar entre un 50 y un 60%. El reto es mayúsculo", subraya el experto.
A esto se suma el déficit público del 3% y las decisiones tomadas desde 2020, que según los cálculos de Fedea, supondrán un incremento del gasto en pensiones de cerca de 5 puntos del PIB.
Una carga desproporcionada para las generaciones futuras
Uno de los aspectos más controvertidos que señala García Díaz es el desequilibrio entre aportaciones y prestaciones: "La apuesta del año 2020 es por un sistema de pensiones en donde la cuantía inicial de la pensión es bastante desproporcionada respecto a las aportaciones que han realizado las anteriores generaciones".
Este modelo, según García Díaz, traslada la carga a las próximas generaciones: "Se ha apostado por mantener un statu quo a los pensionistas que excede la creación de riqueza, y por lo tanto lo que se ha apostado es porque ese exceso sobre una riqueza que todavía no se ha creado lo paguen las siguientes generaciones con una menor renta disponible".
"Por cada euro aportado, después de actualizarlo con el producto interior bruto nominal, se recibe un 60% más en el cobro de la pensión, y además está garantizada por ley el mantenimiento del poder adquisitivo, cualquiera que sean las condiciones de inflación, como hemos podido ver en el año 2023 con una subida del 8,5%"
