El sector de la automoción atraviesa un "momento bastante turbulento y convulso" según revela Vanesa Santos, responsable de Comunicación de Crédito y Caución, que acaba de presentar un informe que pronostica una contracción del 1,7% en la producción de coches en Europa para este año. Más preocupante para Europa, donde se prevé que caerá el 3,7%, casi el doble del promedio mundial.

Este deterioro se debe principalmente a la guerra arancelaria impulsada por Estados Unidos, con gravámenes del 25% que, según algunos fabricantes europeos, "tendrán un impacto similar en el precio final de los vehículos", según Vanesa Santos.

Santos advierte que el problema es doble para los fabricantes: "Por una parte hay aranceles directamente con la importación de vehículos y por otra también hay aranceles con materias primas muy relacionadas con la producción, como el metal o el acero". Esto afecta a toda la cadena de valor, especialmente cuando los componentes deben cruzar varias veces las mismas fronteras.

Además de la guerra arancelaria, Europa enfrenta un grave problema de competitividad frente a Asia, que "está tomando la delantera en la carrera por la fabricación de vehículos eléctricos e híbridos" con mayor velocidad de producción, precios más competitivos y mejor capacidad de adaptación.

Escucha todo lo que nos ha contado, Vanesa Santos, responsable de comunicación de Crédito y Caución

Crédito y Caución prevé una contracción en la producción de vehículos

Vanesa Santos, responsable de comunicación de Crédito y Caución, presenta el último informe de la aseguradora sobre el sector del automóvil

Los países más afectados

El sector de la automoción está atravesando una época de turbulencias motivada, principalmente, por la guerra arancelaria. Según el último estudio elaborado por Crédito y Caución, la producción mundial de vehículos de motor y sus componentes se contraerá un 1,7% en 2025 y un 2,1% en 2026. El impacto de los aranceles perturbará las cadenas de suministro, aumentando los costes de componentes y materiales.

Las consecuencias serán negativas para los productores y proveedores. Hay que recordar que, actualmente, los componentes cruzan varias veces las fronteras entre Estados Unidos, México y Canadá para la producción de un vehículo. Esto deja a los fabricantes que operan en Norteamérica expuestos a importantes riesgos a corto y medio plazo.

Los países con mayor nivel de riesgo serán Austria, Bélgica, Francia, Hungría, Suiza. Asimismo, también presentan un nivel elevado riesgo de crédito República Checa, Alemania, Italia, Polonia, Portugal, Eslovaquia, Turquía, Reino Unido, Brasil y Canadá.

Por lo que se refiere a Europa, el informe de la aseguradora de crédito estima que la producción de automóviles se contraiga un 3,7%, ya que Estados Unidos es uno de los principales destinos de exportación de vehículos de motor.

Las industrias automovilísticas alemana e italiana, así como las cadenas de suministro de países de Europa Central y Oriental, como la República Checa y Eslovaquia, son las más amenazadas. En ese sentido, se prevé que las exportaciones automovilísticas alemanas e italianas podrían disminuir más de un 5% en 2025 como consecuencia de los aranceles estadounidenses.

La combinación de la reducción de la demanda de exportación, el aumento de los costes de los insumos y la reducción de los márgenes de beneficio perjudicaría gravemente la competitividad de las industrias automovilísticas alemana y de Europa Central y Oriental. Y es que otra de las amenazas para el mercado europeo es China, donde los fabricantes ofrecen modelos más baratos y tienden a ser más rápidos a la hora de adaptarse a las condiciones del mercado.

Para proteger la industria automovilística local, la Unión Europea ha impuesto aranceles a las importaciones chinas de vehículos eléctricos. Por una parte, esta medida podría ayudar a frenar el impulso de las importaciones chinas pero también podría acelerar los planes de los fabricantes chinos de trasladar la producción a Europa.

A nivel global, el sector se enfrenta a otra serie de retos como el factor demográfico, con una población cada vez más envejecida que implica una disminución de la demanda futura. Por otra parte, mientras los vehículos eléctricos van ganando presencia en el mercado, los fabricantes de motores de combustión tradicional se están viendo obligados a redirigir su producción para evitar el cierre. Finalmente, el estudio de Crédito y Caución prevé que las ventas de vehículos eléctricos alcancen el 59% del total de ventas en 2030.