"Os lo dije", es una de las frases más repetidas entre los pasillos políticos de Londres en un lunes en el que se cierra la carrera para suceder a Liz Truss al frente del Reino Unido y hacerse con el sillón de primer ministro del 10 de Downing Street.

Rishi Sunak, perdedor de las últimas primarias del Partido Conservador y exministro de Economía, avisó del "debacle" que podía suponer para el país y para el mercado el plan de bajadas masivas de impuestos del Ejecutivo de Truss. Nadie lo escuchó. Ahora, será el nuevo primer ministro.

Este multimillonario de origen hindú fue uno de los primeros ministros en dejar el cargo antes de la dimisión de Boris Johnson tras ir ganando popularidad gracias a las generosas ayudas económicas que aprobó durante la pandemia de la COVID-19 para revitalizar la economía del país.

Ahora, este multimillonario que en campaña despreció a la clase media para avivar su figura entre las rentas altas es el que encabeza las encuestas para hacerse con el poder.

Nacido en 1980 en Southampton, es el mayor de tres hijos de padres de ascendencia punjabí. Hijo de un médico de familia y una farmacéutica discípulo de la escuela pública más antigua de Inglaterra, el Winchester College, donde mostró sus primeras dotes de liderazgo dirigiendo el periódico escolar del centro.

Licenciado en filosofía, política y economía por el Lincoln College de la Universidad de Oxford dio el salto al mundo empresarial tras estudiar un MBA de la Universidad de Stanford, donde conoció a su futura esposa, Akshata Murthy, quien lo propulsó hasta las filas del Goldman Sachs como analista.

El matrimonio tiene una fortuna conjunta de 730 millones de libras (alrededor de 846 millones de euros), lo que le convierte en las personas número 222 dentro de la lista de los más ricos de Reino Unido, según el diario ‘The Sunday Times’.

Fue en 2006 cuando saltó a TCI, a la gestión de fondos de cobertura antes de dar el paso a la política donde lleva ya toda una vida afiliado al Partido Conservador. En 2014 salió elegido como diputado por la circunscripción de Yorkshire de Richmond, hasta entonces en manos del expolítico conservador, William Hague.

¿Fiel escudero?

Tras el descalabro en 2019 de Theresa May, Sunak fue uno de los tres diputados conservadores que en una columna de opinión de The Telegraph apoyaron la candidatura de Boris Johnson para el relevo diciendo que era el único capaz de "salvar" al Partido Conservador.

Un apoyo público que le valió el cargo de ministro en julio de ese mismo año y que lo llevaría a la cancillería en febrero de 2020. Durante la pandemia, se encargó de la gestión de la cartera de Sanidad desde donde se valió enemigos - dentro de su partido - por incrementar el gasto en el NHS (Sistema Nacional de Salud) y a la atención social.

Ariete en las primarias

Con Boris Johnson de salida, Sunak se presentó para una sucesión que se le complicó cuando Liz Truss se ganó a las bases con el "mayor programa de bajadas de impuestos de la historia".

Fiel defensor del Brexit busca recuperar el tono perdido durante estos dos últimos meses al presentarse como la única alternativa capaz de salvar al Reino Unido en un momento de crisis como el actual con rendimientos de los bonos en cotas históricas y la libra batiéndose con mínimos.

Cambio de aires

Sunak llega al liderazo de un país como Reino Unido que se bate en torno a tres pilares: la economía, la cultura y la competencia. Esquinas de una cama sobre las que se orienta la opinión pública británica y sobre las que el Partido Conservador cuenta con la clara ventaja al estar bien alineado con una base de votantes que, hasta hace unos días, preferían al único candidato con el mandato popular para liderarlos, Boris Johnson.

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Sin embargo, sobre cuestiones económicas, las encuestas nos dicen que el Partido Laborista es el que cuenta con un amplio respaldo de una ciudadanía que se declara liberal en un contexto en el que varios de los nuevos votantes conservadores de 2019 tienen una visión más económicamente de izquierdas que su nuevo partido.

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Reino Unido amanece ahora con una visión más centrada en Europa que en el Brexit de 2016. Ya no hay apetito por políticas neoliberales sino todo lo contrario, por intervención del Estado.

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Entre medias está el problema de la gestión. El Partido Conservador ya no es visto como la formación gestora que en su día consiguió recuperar las cuentas de un maltrecho Estado del Bienestar.

Así las cosas, es la principal baza de Sunak para mantener al país sobre las vías del crecimiento. Venderá su buena gestión y experiencia económica mientras labra una estrategia electoral con la que evitar un descalabro.

¿Elecciones anticipadas?

Los gráficos dicen que los conservadores no podrán aguantar mucho más en el poder mientras que el líder de la oposición el laborista, Keir Starmer, se frota las manos ante la convocatoria de unas elecciones generales anticipadas a las que parte como favorito con 32 puntos de ventaja sobre los tories.