El último movimiento de Vladimir Putin, en política exterior, es financiar la primera central nuclear de Egipto. Concede al país africano un crédito de 25.000 millones de dólares para construir la planta, según el boletín oficial del Estado. Una cantidad que se destinará también a la formación del personal y a las investigaciones científicas.

Este proyecto comenzó su andadura en febrero, cuando el presidente egipcio, Al Sisi y su homólogo ruso adoptaron acuerdos bilaterales para facilitar el intercambio comercial y cooperar en materia energética. También se firmo el memorándum de entendimiento para construir la central nuclear, que se levantará en Dabaa, al noreste del país. Es vital, según Al Sisi, para satisfacer las necesidades de desarrollo y aliviar el déficit de energía que sufre Egipto.

De esta manera, Rusia sigue con la estrategia de Seguridad Nacional que presentó a finales del año pasado. Con el objetivo de aumentar su presencia y prestigio en todo el mundo, ha llevado a cabo acciones financieras y miliares en países como Cuba, China o Siria.

En septiembre del año pasado, prestó 1.200 millones de euros a Cuba para construir plantas termoeléctricas. Además ambos países firmaron otro decreto para modernizar y ampliar, con un crédito de 100 millones de euros, la planta siderúrgica José Martí. Así aliviaba el bloqueo económico de Estados Unidos, el enemigo histórico de Rusia, al país caribeño.

Vladimir Putin intenta también hacer frente al FMI y el BCE. Hace un año, con el apoyo de los BRICS, creó un Banco de Desarrollo con un capital de 100.000 millones de dólares. Esta entidad está destinada a financiar proyectos de infraestructura de los países en desarrollo.

La presencia rusa en el exterior no solo se centra en la financiación. También ha tomado parte en el conflicto sirio. Del lado del gobierno de Damasco, ha desplegado fuerzas terrestres, navales y aéreas.