Agencias.- Las últimas evoluciones de la economía de Turquía, con una fuerte devaluación de su moneda nacional, la lira, ha abierto el escenario de una "recesión prolongada" en el país euroasiático, con una caída del PIB del 0,5 % el próximo año.

Así lo advirtió hoy la agencia de calificación de riesgos crediticios Standard & Poor's en un comunicado, en el que predice que la tasa de inflación alcanzará el 22 % en el cuarto trimestre de 2018 y superará el 20 % en los primeros tres meses de 2019.

"En una economía tan dolarizada como la turca, las crisis cambiarias se convierten rápidamente en crisis de solvencia", destaca la agencia.

La "excepcional" depreciación de la lira en agosto "y un significativo endurecimiento de las condiciones de financiación tanto internas como externas", así como una caída de la confianza, "creemos, socavará la economía turca", señalan los expertos de S&P.

Prevén que, si bien una lira más débil impulsará las exportaciones y favorecerá algunos sectores, como turístico y el textil, en general su impacto será negativo en muchos otros ámbitos.

"De hecho, somos de la opinión de que el escenario del 'miedo al recalentamiento' ha sido superado por los eventos. El riesgo para la economía turca ahora es todo lo contrario. Es el riesgo de una recesión prolongada", añaden.

Estiman que la economía turca, tras crecer en los últimos tres años a una media del 5 %, "se contraerá un 0,5 % en 2019, con drásticas caídas en el consumo y las inversiones", lo que a su vez elevaría el desempleo hasta el 12 %.

Con respecto a la tasa interanual de inflación, actualmente en torno al 16 %, prevén que "alcanzará un máximo del 22 % en el cuarto trimestre y se mantendrá por encima del 20 % a principios de 2019, antes de disminuir a partir de entonces".

La nota es crítica con las autoridades turcas al considerar que no están adoptando las medidas adecuadas para frenar la crisis y el desplome de la moneda, con una pérdida en lo que va del año de cerca del 40 % frente al dólar.

"La respuesta de las autoridades monetarias y fiscales de Turquía ha sido limitada hasta el momento", señala.

En este contexto, recuerda que la causas de la volatilidad de la lira y "la creciente vulnerabilidad de la economía a un aterrizaje forzoso no son nuevas".

Entre ellas, resalta la dependencia de Turquía de la deuda externa para financiar el crecimiento interno, "la sobreestimulación" de la economía por los responsables políticos en el período previo a las elecciones del 24 de junio y una "postura relajada" del Banco Central de Turquía en su política monetaria.

La agencia advierte de que el marco institucional del sector bancario se ha debilitado en los últimos trimestres, y "algunos bancos turcos carecen de transparencia cuando se trata de informar del alcance completo del deterioro de la calidad de sus activos".

Esto, a su vez, se "exacerba" por la tolerancia regulatoria en reconocer y reportar préstamos problemáticos, resalta.

Asimismo, el análisis aprecia "una erosión gradual de la independencia del Banco Central de Turquía" que aumenta los riesgos en el sector bancario, un sector en gran medida dependiente de la confianza de los inversores.