Hito en la fusión nuclear. Rentabilidad energética que promete hacernos independientes de las grandes guerras y tensiones comerciales como ahora pasa con el petróleo con Rusia por la guerra de Ucrania.

Cambio de década para hacer del mundo otro que no conocemos y que pasará a los libros de historia. Pasará, pero hay algunos números a los que conviene mirar porque la promesa que nos hacían no será inmediata. ¿Qué falla?

Escucha la historia completa en este podcast de Mercado Abierto:

Los tres datos y una Q que cuestionan el hito de la fusión nuclear

Producir energía como lo hacen el Sol o las estrellas en un laboratorio es un paso de gigante para la humanidad, pero tiene sus sombras

Es oficial: el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore de California ha dado un paso de gigante para la humanidad con un pequeño dato que nos cambiará la manera que tengamos de ver el mundo de aquí a unos años: el megajulio.

Algo así como el rayo que cayó sobre la torre de aquel Regreso al Futuro en el que se especulaba con saber cómo iba a ser el mundo en unos años como los que estamos. Muchas de sus predicciones no se cumplieron y hoy muchas de las realidades son más una muestra del pasado que los pasos sobre los que cimentar nuestro camino hacia el futuro.

Nosotros no vamos a desintegrar a nadie. No lo hizo Doc tampoco nos íbamos nosotros a aventurar a ello aunque sí jugamos a ser viajeros en el tiempo. Hay que avisar que pese a los avances todavía estamos lejos de la primera planta de producción eléctrica por fusión nuclear.

¿Entonces por qué estamos tan contentos? Pues porque sabemos ahora que el método que parte de la implosión de un pequeño perdigón de hidrógeno del tamaño de un grano de maíz a partir de una inversión de un poco más de megajulios funciona y el objetivo es que podamos desarrollar la tecnología para comercializar una realidad que, a grandes rasgos, sería como algo así como la gran fuente de energía inagotable.

Equilibrio comercial

Lo de esta vez es un experimento con láseres (y mucha fuerza de voluntad). 192 disparan a la vez hacia un pequeño cilindro con partículas de hidrógeno en su interior. Ahí se calienta el asunto y junto a la presión se emula algo parecido a lo que ocurre en el Sol o las estrellas. ¿El calor que desprende? Nuestra energía.

Y aquí está el primero de los grandes problemas. Este sería lo que llaman el ‘punto de equilibrio’ sobre el que pivotan el resto de requisitos para conseguir que esta fuente de energía no se apague nunca. Lo hemos conseguido únicamente en una de las partículas, pero no en todo el cilindro.

Es decir, hemos conseguido hacer un Sol artificial apenas una vez de entre las posibilidades que arrojaban el resto de los 192 láseres que fueran capaces de conseguir que la producción de esta energía termine por ser rentable al operarla en comparación con fuentes que ya tenemos como el petróleo o la nuclear al uso.

De esto es de lo que nos tenemos que asegurar. De que no demos marcha atrás en los avances que nos presentan a nuestro yo de aquí a unos años vista.

El valor de la Q

Lo que hoy tenemos es de sobra conocido. Centrales nucleares que se valen de los procesos de fisión para producir energía. Esto es dividir un átomo grande, liberar la energía (generando los residuos radioactivos que enterramos)y utilizar lo que nos dan con el calor.

Lo de ahora es nuevo porque no hablamos de fisión sino de fusión que es lo que hace el Sol y, de momento, solo hemos sido capaces de replicar en un laboratorio.

Una proporción simple comúnmente conocida como Q proporciona una manera fácil e intuitiva de entender si los científicos están progresando: es la energía liberada dividida por la energía utilizada. Una Q por debajo de uno significa que la reacción consume más energía de la que produce. Una Q por encima de uno significa que se produce más energía de la que se consume.

En este último experimento, los científicos pusieron 2,05 megajulios de energía y sacaron 3,15 megajulios. Q fue 3.15 dividido por 2.05, o aproximadamente 1.5. Tenemos energía y nos cuesta menos que producirla.

Si una reacción produce más calor del que consume, ¿no podrías simplemente ejecutar el experimento en repetición y crear energía infinita? Los desafíos prácticos son enormes. El láser tendría que ser disparado muchas veces por segundo, con esas pequeñas cápsulas de diamante perfectamente insertadas con precisión y colocadas docenas de veces por segundo.

El mayor obstáculo es el segundo valor Q, el punto de equilibrio de ingeniería. Los científicos detrás de este avance han tenido que salir a aclarar que la reacción específica ha producido más energía de la que se ha consumido, sí, pero no todo el reactor no lo hizo.

Y ya como tercer requisito viene el desafío final: el punto de equilibrio económico o comercial. Una vez que haya reactores de fusión que produzcan más energía de la que consumen, ¿valdrá la pena construirlos u otras fuentes de energía serán más baratas? Eso dependerá de lo que suceda con los precios de otras fuentes de energía, como los combustibles fósiles. Pero lo que se dice es que a pesar de que así sea, tendrán una utilidad con lo que viene.

¿Estamos listos para ver el nuevo mundo? Estamos listos - parece - para ser parte de un futuro de un mundo que no llega, pero que está hoy más cerca. Solo hay que darle tiempo.