Ha nacido un nuevo grupo automovilístico, Stellantis, fruto de la fusión entre la francesa PSA y los italoamericanos Fiat-Chrysler.

El nuevo grupo, cuarto fabricante mundial por número de ventas, tendrá sede en los Países Bajos, pero continuará cotizando en las bolsas de París, Milán y Nueva York. Una operación que se cristaliza tras más de un año de negociaciones.

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¿Acabará Stellantis con la competividad de los coches europeos?

El nuevo grupo, cuarto fabricante mundial por número de ventas, tendrá sede en los Países Bajos, pero continuará cotizando en las bolsas de París, Milán y Nueva York

La operación se ha cerrado con una participación por parte de cada una de las antiguas compañías de la mitad (50%) del nuevo conglomerado que pondrá en carretera 8 millones de vehículos al año .

El grupo contará con 400.000 trabajadores que sacarán adelante vehículos de hasta 14 marcas diferentes entre las que están Opel, Citroën, Fiat, Jepp o Masserati.

Los responsables ejecutivos serán John Elkann como presidente y Carlos Tavares como director general.

Tavares ha avanzado esta misma mañana que en términos de facturación el naciente grupo ingresará hasta 170.000 millones de euros anuales.

"Esta fusión representa 25.000 millones de euros en creación de valor", ha aseverado el directivo en un vídeo difundido a los medios tras el aterrizaje en los parqués de la nueva compañía.

La operación, anunciada en octubre de 2019 tras el rechazo del Grupo Renault a la fusión con Fiat-Chrysler, obtuvo un respaldo casi unánime por parte de las juntas de accionistas de ambos consorcios hace apenas dos semanas.

¿Posible oligopolio?

Hay que recortar que tras meses de deliberaciones, el pasado 21 de diciembre, la Comisión Europea dio finalmente luz verde a la fusión de sendos grupos después de deliberar que esta operación no iba a suponer ningún oligopolio en el sector de los vehículos industriales ligeros (furgonetas).

Tas la compra de Opel en 2017, PSA consiguió una cuota de mercado en el segmento de los vehículos industriales ligeros del 25% en 2019, lo que unido a la de Fiat-Chyrsler ascendería a un 34% a nivel de grupo.

Porcentajes que en ningún caso se pueden considerar como oligopolio en términos europeos.

¿Por qué se investigó?

Porque el asunto cambia si miramos las cuotas de mercado nacionales en Francia e Italia, dos de los mercados más grandes del viejo continente . En nuestros países vecinos la fusión de estas empresas representaría un 45% de cuota de mercado en Francia y un 48% en Italia.

En lo referente al resto de gamas, los coches utilitarios, la cuota de mercado Stellantis combinada asciende al 65%.

Con todo y con ello, estos porcentajes no parecen ser un problema para la Unión Europea, tal y como confirmó hace unos días la propia comisaria europea de la Competencia en un comunicado, Magrethe Vestager, la industria comunitaria, tras esta operación, seguirá siendo dinámica.

Un matrimonio "ganador"

Lo que sí que ven las compañías, de lo contrario cada una se quedaría en su casa, son beneficios.

La fusión, como hemos apuntado, aglutinará un total de 14 marcas automovilísticas, algunas de las cuales no tienen penetración en Europa, la segunda región más importante en la venta de vehículos por detrás de Asia, mientras que otras han reducido su cuota de mercado en los últimos años. Al mismo tiempo, las marcas de PSA no tienen penetración en Estados Unidos, una situación que podría revertirse con la fusión.

Por el momento, el contrato de fusión inicial, por la pandemia, ya ha tenido que modificarse y con efectos, sobre todo, para los accionistas.

Los inversores, en el caso de Fiat-Chrysler, en un principio iban a recibir más de 5.500 millones de euros como dividendo. Ahora se tendrán que conformar con algo más de 2.900 millones.

Para los de PSA, los recortes llegan a cuenta de su participación en la compañía de innovación automovilística Faurecia, cuyas participaciones, concretamente, el 46%, se verán diluidas en la nueva Stellantis.