Las líneas de avales para inversión y liquidez del Instituto de Crédito Oficial (ICO) introducidas por el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital han superado los 1,1 millones de operaciones, de ellas un 98% suscritas por pymes y autónomos, y han permitido canalizar una financiación de 131.174 millones de euros.

Por sectores, destacan los motores del turismo, ocio y cultura, receptores de 18.117 millones de euros en financiación, que han registrado 184.751 operaciones; transporte y automoción (11.829 millones de euros en financiación y 98.982 operaciones); distribución de alimentos y bebidas (9.348 millones de euros y 67.521 operaciones); consumo y comercio (6.358 millones de euros y 84.426 operaciones); y textil, moda y comercio (4.862 millones y 47.471 operaciones).

Así, España fue el país de la Unión Europea que más ayudas públicas movilizó con respecto al tamaño de su economía entre marzo y diciembre del curso pasado para ayudar al sector empresarial a paliar los efectos de la pandemia, con casi 91.000 millones de euros, pero lo ha hecho "casi exclusivamente" a través de avales públicos. Entonces, ¿cómo ayudan los gobierno europeos a sus empresas?

Así ayudan a sus empresas en Europa...

A la altura de marzo, cuando la pandemia cumplía su primer aniversario, el Ejecutivo comunitario había dado luz verde a 550 medidas nacionales de apoyo con fondos públicos al sector privado por parte de los Estados miembros y Reino Unido, cuyo valor económico conjunto ascendía a más de 3 billones de euros.

Más de la mitad de ese desembolso corresponde a Alemania, mientras que las ayudas de Francia e Italia tiene un peso en ambos casos equivalente al 15% y las de España representan el 5% del total.

El país germano pudo enarbolar una red de seguridad entorno a su tejido empresarial gracias a la estabilidad presupuestaria cosechada en los últimos años. El paquete de ayudas federales incluye subvenciones no reembolsables (ayudas puente y de emergencia), préstamos, aportaciones de capital y garantías para evitar que sus negocios cierren la persiana.

El instrumento predilecto del plan de asistencia empresarial alemán es la ayuda puente. Una subvención que no tiene que ser devuelta y está destinada a las pequeñas y medianas empresas, que constituyen la columna vertebral de su economía. Su objetivo es que los afectados por la pandemia puedan seguir pagando sus gastos fijos, como el alquiler o la electricidad, y para recibir la ayuda solo deben demostrar la disminución en su facturación.

Nuestros vecinos franceses también han desplegado una red de apoyo económico jamás antes vista. Después de tres años de esfuerzos para reducir los gastos públicos y hacer que el déficit bajara del 3%, el ejecutivo de Macron impulso un total de 41.000 millones en un paquete de ayuda a las empresas solo el año pasado .

Y en Reino Unido el Gobierno fue más allá con la hostelería, comprometiendo hasta 10.000 euros, en un solo pago y a fondo perdido, que se podrían sumar a las subvenciones mensuales. Otra forma de asistencia que han impulsado al otro lado del canal de la macha ha sido las reducciones del IVA (VAT, por sus siglas en inglés) del 20% al 5% hoteles, pubs o restaurantes.

Otros miembros como Grecia, Irlanda, Polonia o Chipre también han preferido hacer uso extensivo de ayudas directas y otras formas de instrumentos no reembolsable. Y Estonia y Lituania abogan por los préstamos subsidiados.

Así, tras años de políticas de austeridad los países del viejo continente acuden al auxilio de sus empresas, muy mermadas por el azote de la pandemia del coronavirus. Cada cuál con su estrategia. Solo el tiempo dirá cuál es la más afectiva...