Los rumores han puesto a la minera Berkeley en la cuerda floja. La compañía se desploma en bolsa después de que Reuters haya filtrado que el Gobierno de Sánchez no le dará los permisos necesarios para operar una mina de uranio en Salamanca.

Un duro golpe para esta compañía de pequeña capitalización, que esperaba construir esta mina en Europa para abastecer a la industria nuclear.

De hecho, así es como lo vendió a los inversores institucionales cuando aterrizó en el mercado español. La compañía cotiza en Londres, Australia y España. En nuestro país, en concreto, se incorporó al Mercado Continuo el pasado 18 de julio. Su debut fue una operación pionera: lo hizo a través de un tri-listing, con lo que conectó las bolsas de España, Londres y Australia. Berkeley esperaba que el hecho de cotizar en tres mercados facilitase la entrada de inversores institucionales en su capital, con independencia del mercado y la moneda en la que invirtiesen.

Berkeley aterrizó en España cargada de ilusión: en 2013 había conseguido las autorizaciones preliminares para construir la mina de uranio en Salamanca, una futura fuente de combustible nuclear para Europa. Su intención era invertir 250 millones de euros y crear más de 2.500 puestos de trabajo, directos e indirectos, para las aldeas más afectadas de Castilla y León.

Pero quizás Berkeley ha pecado de optimista. Esperaba que la mina empezase con la producción en 2019, cuando todavía necesita una licencia de las autoridades locales y la aprobación del Gobierno para el uso de una instalación radioactiva. Según Reuters, el gobierno dirá no a esos permisos y es ésa la decepción que se cotiza hoy en bolsa.

Si eso es cierto, supone una crisis existencial para la minera. A Berkeley le tiembla el pulso: desmiente los rumores porque no ha recibido ninguna notificación oficial del Gobierno. A su vez, no da crédito de que una información de esta índole le llegue a través de la prensa. ¿Es así como se manejan los hilos en España?

Sin confirmación por parte del Gobierno, el rumor ha sido suficiente para que Berkeley se lleve el gran batacazo. Tras caer cerca de un 30, ha solicitado suspender la cotización de sus acciones en el mercado australiano, aunque se mantiene en Londres y en el Mercado Continuo.