Blackrock será quien tenga que volver a colocar en el mercado - mediante el asesoramiento a la Corporación General de Seguros y Depósitos (FDIC, por sus siglas en inglés) - los activos de SVB Financial y Signature Bank, los bancos intervenidos por la administración federal estadounidense durante la tormenta bancaria de marzo.

En concreto, el valor de la cartera asciende a 114.000 millones, 87.000 millones del primero y 27.000 millones del segundo. "La venta se llevará a cabo de forma gradual y ordenada en aras de minimizar los efectos negativos en el funcionamiento del mercado y teniendo en cuenta los niveles de liquidez y las condiciones comerciales", asegura la firma en un comunicado.

Los activos pendientes son los que quedan tras la venta del resto a First Citizens cuando llegó a acuerdo para comprar los todos los depósitos y préstamos de SVB. New York Community Bancorp, por su parte, ha asumido los depósitos y algunos otros activos de Signature. De esta manera, los clientes han quedado agrupados bajo la marca Flagstar Bank, salvo los del área digital, que quedaron fuera de las negociaciones y cuentan con depósitos por valor de 4.000 millones.

Este no es el primer episodio de gestión de quiebras al que se enfrenta la compañía de Larry Fink. Tras la crisis financiera de 2008, la Reserva Federal y el Tesoro Público adjudicaron a BlackRock la gestión de 130.00 millones de deuda incobrable del banco de inversión Bear Stearns y American International. También participó en el programa de la Reserva Federal para comprar hipotecas por más de 1.000 millones de dólares.

"Aunque esto no es nada parecido a lo de 2008, no está claro cuándo terminará la crisis presente. La caída del SVB y del Credit Suisse han cambiado significativamente las expectativas del mercado, el precio de los bonos del tesoro se ha recuperado drásticamente, la bolsa de valores ha caído y las probabilidades de una recesión son más altas", advierte la gestora.