Austria conmovida ante el fallecimiento del legendario y carismático jefe de Red Bull. Didi Mateschitz dejó el mundo el pasado 23 de octubre por un cáncer de páncreas que acabó con la vida de una de las mayores fortunas de centro Europa dejando enfilada la sucesión de una de las mayores empresas de bebidas energéticas y del deporte del mundo.

Las quinielas estaban entre el hijo, un rico tailandés o un ejecutivo sin rostro conocido. ¿Qué está pasando?

Escucha la historia completa en este podcast de Mercado Abierto con Javier Luengo:

El clan Mateschitz: a Red Bull le cortan las alas y enfila la sucesión

Un rico tailandés tiene en su mano el control sobre el futuro de una de las mayores firmas empresariales de las bebidas energéticas en Europa y equipos deportivos

Dos equipos de Formula1, la compañía de bebidas energéticas más grande del mundo y el millenial más rico de Europa. Mark Mateschitz, joven de 30 años, es el hijo de Didi Mateschitz con una fortuna de más de 25.000 millones de euros.

Así, el empresario no las tiene toda consigo. La razón es que esa decisión depende de una poderosa familia tailandesa involucrada también en la compañía, y cuya fortuna se estima en más de 26.600 millones de euros, la segunda más rica del país asiático, según lo que cuenta la revista Forbes.

El fallecido de 78 años, Didi, dejó en herencia un 49% de al empresa a un hijo que ahora no sabe qué puede hacer o no con ella. De esta manera, la familia fundadora pierde el impulso de tener el control. Austria pierde la oportunidad de mantener el control de uno de los gigantes empresariales del viejo continente.

El austríaco, que nació en Estiria en mayo de 1944, durante la Segunda Guerra Mundial, fue hijo de una pareja de profesores de primaria.

Se graduó en marketing en 1972 por la Universidad de Negocios y Económicas, antes de pasar por Unilever y Blendax, una filial de productos cosméticos de Procter & Gamble.

A partir del desembarco en Europa a través de Austria, y después su propagación al resto del mundo, Red Bull se ha convertido en uno de los símbolos de la globalización moderna, y en un ejemplo que se estudia en la mayoría de universidades de comunicación.

Descontrol mirando a Oriente

Uno de sus principales brazos de fuerza es su división de Fórmula1, una bicefalia formada por Red Bull y Alpha Tauri, en el que el segundo se concibe, sobre el papel, como vivero de pilotos para el primero. La compra de Jaguar en 2004 fue el punto de partida sobre el que trabajaron.

Por el momento, Mark Mateschitz no ha dicho palabra sobre su futuro en la empresa que creó su padre por una razón que se escapa de sus manos. La decisión de si participará en el futuro de Red Bull no es suya: la tomará la familia tailandesa Yoovidhya, su propietaria mayoritaria, y, sobre todo, el jefe de clan y empresario Chalerm Yoovidhya.

Hoy Red Bull significa libertad, independencia y que un sorbo despierta los deseos de triunfar. En cinco palabras: “Red Bull te da alas”.