En plena semana de resultados trimestrales, las FAANG, las tecnológicas “reinas” de Wall Street están viendo como los hedge funds, los fondos de cobertura, están retirando sus posiciones hasta mínimos de los últimos dos años, según Goldman Sachs. ¿Cuál es la razón que esgrimen? ¿Está cambiando el mercado de posiciones?

Escucha la historia completa en este podcast de Mercado Abierto:

Las FAANG ya no son lo que eran: los hedge funds huyen despavoridos

Los fondos de cobertura se están retirando, poco a poco, de las gigantes tecnológicas y sus posiciones están ya en mínimos de los últimos dos años

Un cajón de sastre financiero. Esto podemos decir que es un Hedge Fund. Es una forma “chula” de habla de vehículos de inversión que poco hacen más que complicarle la vida a los inversores. Estos instrumentos de inversión alternativa, como se los conoce es su traducción al castellano, con un movimiento de capital de casi 2 billones de dólares son partes importantes de la estructura inversora de cualquier cotizada porque no representan a minoristas o “traders” venidos a menos, sino que son la mano operativa de fortunas millonarias en los mercados.

Y esto que les contamos hoy tiene importancia porque la retirada de capital por parte de invasores de esta naturaleza puede “acabar” con una empresa en los mercados o forzar a toda una colosal como Facebook a cambiar su modo de ver el mundo y relacionarse con él.

¿Qué está pasando ahora? Que los hedge funds se están volviendo “escépticos”. Que no confían como lo hacían en las megacapitalizaciones de las grandes tecnológicas a pocas horas de que Apple o Alphabet (la matriz de Google) presenten resultados o después de que Facebook lo hiciera ayer al cierre del mercado batiendo cualquier expectativa y a pesar de los miles de “enanos” que crecen a su alrededor y hacen de su ecosistema un campo de minas difícil de esquivar.

Su exposición a las cinco empresas de mayor capitalización de mercado, según uno de los principales corredores de Goldman Sachs, ha descendido en el último mes poco a poco hasta alcanzar su nivel más bajo de los últimos dos años.

Es decir, estos mismos inversores que, hace nada, con el estallido de la pandemia apostaron por un crecimiento sin precedentes de estas firmas ven que ahora las ganancias no serán tales y vaticinan un invierno frío. El interés por las FAANG (Facebook, Apple, Amazon, Netflix y Google) está en mínimos de los últimos 14 meses y eso no es lo peor.

Acorde a los datos recopilados por Bloomberg, en un trimestre es el que se prevé que las ganancias de este quinteto superen los 67.000 millones de dólares, esto es, un 30% más que hace ahora un año (en consonancia con el rendimiento del S&P 500), este grupo pierde “ventaja de crecimiento”.

Mientras el mercado se pone al día, las FAANG se quedan en el letargo.

La fortaleza de la pandemia se acaba y el fuelle, a medida que pasan los trimestres, cada vez tiene menos lustro. Los gigantes tecnológicos, víctimas de la reapertura de las economías, ven como su reinado se tambalea sin que ellas puedan hacer nada para solucionarlo.

Y por si esto fuera poco, los cuellos de botella en la cadena de suministro, la escasez de trabajadores y la falta de semiconductores (que esto no se soluciona ni de construcción en construcción para aumentar la oferta) terminan por ahogar al sistema.

Un castillo de naipes que ya a finales de la semana pasada se empezaba a resquebrajar. Y no por factores exógenos, sino endógenos.

Todo por ellos...

Culpa de Apple y la política de privacidad de su nuevo sistema operativo (IOS 14.5) Snap ya dijo que este año será un desastre, Twitter apunta a un mismo camino (algo dirá mañana cuando presente cuentas) y Facebook está ahí a ver cómo aguanta (el jueves descubre si cambia de nombre o no para ver si los consumidores olvidamos sus “ausencias de ética” en el negociado).

De una hora para otra, las tecnológicas el jueves pasado (por esta razón que comentamos) se hundían de decena en decena.

Una política comercial que está en horas bajas. En un momento con rendimientos de bonos del Tesoro estadounidense a 10 años subiendo (lo que muestra un mayor interés por la renta fija y una animadversión creciente frente a estos valores) y primas del entorno del 40%, todo hace pensar que esta “historia de amor” de las tecnológicas con el mercado está difuminándose en el horizonte.

¿Conclusión?

Los inversores están migrando a otros valores porque si que por un lado Facebook no deja de estar en el foco por denuncias de sus trabajadores, reguladores y todo el que se cruce por el camino de Mark Zuckerberg y por el otro anda Apple diciendo que los regalos de Papá Noel o se pidan ya o eso de que lleguen al árbol en Navidad va a ser complicado, la confianza, poco a poco, va medrando.

Luego está Amazon a quien Morgan Stanley, el mes pasado le reducía objetivo de precios alegando que las perspectivas de ganancias se van a ver lastradas por un aumento de personal y otra cosa más, que les van a tener que dar mejores salarios si quieren que se queden en sus filas.

Y así en el último trimestre, los analistas han reduciendo hasta en tres ocasiones sus estimaciones para algunas de las FAANG como Facebook, Amazon o Alphabet mientras que las han aumentado para valores como Apple y Microsoft, las dos empresas más valiosas del mundo.

Pero, como dice el refranero popular, cuando más alto, más grande es la caída. Y las FAANG están en lo más alto. Hasta, al menos, junio de 2022, se espera que cada trimestre las ganancias vayan recortando hasta alcanzar una brecha del 11% respecto al conjunto del mercado, el peor registro del último lustro.

Competencia, mano de obra reivindicativa y problemas de suministro. Triunvirato en el mercado que amenaza el reinado de las que hasta ahora se creían invencibles. ¿Caerán hasta el foso? Los hedge funds piensan que sí, y antes de verse arrastrados al lodo, prefieren salir despavoridos. Ya no se cantan eso de si te vas, me iré contigo. Más bien, si te vas, mejor para todos.