El Banco Central Irlandés (ICB) ha autorizado a la multinacional Google a operar como una entidad de pago en este país y en toda la Unión Europea. La medida permitirá al gigante tecnológico ampliar su presencia en el sector financiero, después de obtener hace dos años una licencia del IBC para gestionar dinero electrónico.

Ahora Google Payment Ireland podrá gestionar tarjetas de crédito, efectuar transferencias de dinero "online" de usuarios o hacer operaciones de cambio de divisas. También tendrá competencias para ofrecer a clientes análisis detallados de sus patrones de consumo, para diseñar planes financieros y presupuestarios personalizados a partir de la información de bases de datos.

Aunque la PSD2 (la regulación europea en los servicios de pagos digitales) aspira a limitar el monopolio de los bancos en el sistema de pagos en la Unión Europea. Pero todavía establece restricciones a Google, por lo que no pondrá captar depósitos; de momento solo pueden hacerlo las entidades financieras.

Desde Google, han dicho que están más interesados en colaborar con los bancos -en vez de competir con ellos- para explorar las oportunidades de negocio que ofrece la PSD2.

Google entra así a competir en este terreno con un amplio número de firmas fintechs, como N26, Monzo, Starling, Transferwise o Revolut, que obtuvo recientemente del Banco de Lituania una licencia para operar como banco.

 

Pero lo cierto es que los expertos dicen que las fintech no están suponiendo una competencia real para la banca tradicional e incluso se buscan sinergias.

Según un informe de KPMG, que realiza una comparativa entre la oferta de la banca y las fintech, apenas un 20% de las tecnológicas financieras compiten realmente con los bancos. Según este mismo estudio, el 48% de las fintech ofrece servicios complementarios a la banca, mientras que otro 32% se caracterizan por ser colaborativas (ofrecen sus servicios a las entidades bancarias tradicionales, generalmente de apoyo a sus procesos). Según los expertos de KPMG, los verdaderos enemigos de la banca son precisamente los llamados Gafa, el acrónimo para referirse a Google, Amazon, Facebook y Apple.

Moody's ya decía hace unos pocos meses que los gigantes tecnológicos ya suponen un riesgo real para la banca comercial. Según la agencia de rating, es inevitable que los bancos tradicionales tengan que ceder parte de su terreno a estas nuevas opciones. La pregunta es cuánta cantidad del pastel; y ello dependerá de la capacidad que tengan las entidades de adaptarse a la digitalización y ofrecer las mismas soluciones que estas nuevas firmas. Para Moody’s, las grandes empresas tecnológicas ganarían terreno a aquellas firmas que fracasen a la hora de establecer sus estrategias digitales.


¿Cuál es la principal ventaja que tienen los gigantes tecnológicos?


Moody's considera a los Gafa unos formidables competidores en servicios financieros minoristas debido a sus grandes bases de usuarios, el conocimiento que atesoran en el campo de la experiencia del cliente o de usuario, siendo esta su principal baza, porque es clave a la hora de atraer y retener o fidelizar clientes. Otras ventajas que tienen según Moody’s es el enfoque a largo plazo y la posesión de recursos de capital significativos.

Es por eso que ahora la banca tradicional debería centrarse en aumentar el alcance y el atractivo de sus plataformas digitales.

¿Qué dicen los bancos?


El sector considera que la regulación es asimétrica y perjudica a la banca. Por ejemplo, el Santander propone "desconsolidar" actividades innovadoras de la regulación bancaria. El sector bancario español ha visto cómo la directiva europea de servicios de pago (PSD2), que entró en vigor el pasado mes de enero, se ha ido desarrollando a lo largo de este año y que culminará en 2019, obligará a todos los bancos a entregar datos de clientes a terceros y competidores de otros sectores que hayan obtenido un consentimiento expreso para ello. Con esto las autoridades europeas quieren favorecer la competencia, pero los bancos denuncian que supone una “asimetría regulatoria” y piden que Google, Amazon y Facebook abran sus datos a terceros.