La mayor aerolínea de Europa, la aerolínea de bandera de Irlanda, Ryanair representa uno de los mejores termómetros para analizar la situación del turismo tras la pandemia de la COVID-19 y en medio de la invasión rusa de Ucrania lanzada el pasado 24 de febrero.

La firma ha hecho públicos este lunes los resultados de su último año fiscal en el que sorprende con una reducción de las pérdidas hasta los 355 millones de euros. Números más que positivos si se comparan con las pérdidas sobre los 1.015 millones de 2020, en un ejercicio marcado por las restricciones de movilidad y la crisis sanitaria de la COVID-19.

La compañía irlandesa registra 97 millones de pasajeros, una cifra un 253% superior a la de hace un año cuando apenas se registraron 27,5 millones.

A pesar de esto, antes del COVID-19, la aerolínea había alcanzado el récord de 149 millones de pasajeros y este año prevé llegar a los 165 millones a medida que vuelve a reinar la normalidad.

Debilidad en el horizonte

La firma espera acabar 2022 con una "rentabilidad razonable" según han apuntado durante la presentación de estos resultados, aunque el consejero delegado (CEO) de la compañía, Michael O’Leary, no ha querido anticipar acontecimientos porque, según apunta en un comunicado, proporcionar al mercado una proyección de resultados en la situación actual es algo “poco práctico, si no imposible”.

“Es demasiado frágil, sigue habiendo demasiadas piezas en movimiento”, asegura el empresario.

El sector aéreo ha sido uno de los más damnificados por la crisis sanitaria y está sufriendo el encarecimiento del combustible en los últimos meses, que ha disparado sus costes entre un 20% y un 25%.